Ya es hora de sacar tanto inservible: el alcalde interino de Bucaramanga promete “revisión de gabinete”, pero los bumangueses no esperan milagros

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Un alcalde interino con ímpetu de emperador promete “revisión de gabinete”, pero Bucaramanga ya no se come el cuento. Lo que la ciudad necesita no son discursos, sino escoba.

Ya es hora de sacar tanto inservible: el alcalde interino de Bucaramanga promete “revisión de gabinete”, pero los bumangueses no esperan milagros
Bucaramanga amaneció con un nuevo alcalde, Javier Sarmiento Olarte, designado para ocupar el cargo mientras se define quién será el titular en las elecciones atípicas del 14 de diciembre. Y aunque el discurso del recién posesionado mandatario suena a “renovación”, en la práctica su gestión durará apenas mes y medio —el tiempo justo para posar en las fotos y prometer lo imposible.

Sarmiento encabezó su primer consejo de gobierno lleno de rostros que llevan años durmiendo en los escritorios del despacho municipal: secretarios, asesores y directores que sobreviven como muebles viejos, herencia del fallido mandato de Jaime Andrés Beltrán. El nuevo alcalde dice que “revisará perfiles”, pero la ciudad entera sabe que esa limpieza suena más a maquillaje político que a verdadera renovación.

En su primera reunión, Sarmiento habló de seguridad, el eterno caballito de batalla de los alcaldes bumangueses. Repitió lo mismo que dicen todos: “la seguridad es prioridad”, “vamos a trabajar con la fuerza pública”, “no hay ley de garantías”, y demás frases de manual. Pero la calle sigue convertida en campo minado: atracos, microtráfico, y una ciudadanía hastiada de la inoperancia institucional.

El problema de fondo no es solo quién ocupe el escritorio del alcalde, sino el ejército de funcionarios que viven del presupuesto sin mostrar un solo resultado tangible. Bucaramanga se cansó de los discursos vacíos y de la política de selfies.

Sarmiento prometió “actuar con ímpetu y carácter”, pero con 45 días de gestión y una administración plagada de improvisaciones, lo que necesita la ciudad no es ímpetu sino limpieza: sacar a los mismos de siempre, los inservibles que hundieron a Bucaramanga en el desorden y la mediocridad.

Los bumangueses no esperan milagros, pero sí una señal de decencia. Si este alcalde interino de verdad quiere marcar diferencia, que empiece por lo más sencillo: cerrarles la puerta a los burócratas del pasado y dejar de tratar el encargo como si fuera una coronación.