¡Vergüenza en Floridablanca! Padres convierten partido infantil en batalla campal
La violencia de los padres en el fútbol infantil de Bucaramanga es un síntoma alarmante: se necesitan controles y acompañamiento de la Alcaldía para que el deporte vuelva a ser un espacio de formación y no de vergüenza.

Un hecho bochornoso empañó el fútbol infantil en Floridablanca: padres de familia se fueron a los golpes en plena cancha, dejando un pésimo ejemplo a los niños que participaban en un torneo Sub-10 de la Liga Santandereana de Fútbol.
El incidente ocurrió el sábado 30 de agosto en las canchas de Hacienda Santa Bárbara. Lo que debía ser un espacio de formación deportiva y convivencia se transformó en un espectáculo de violencia que indignó a entrenadores, organizadores y a la opinión pública.
Padres que olvidan su rol de ejemplo
Los videos difundidos en redes sociales muestran a varios hombres y mujeres enzarzados en peleas físicas, mientras los niños continuaban jugando. Una imagen dolorosa que revela cómo la pasión mal entendida puede destruir la esencia del deporte formativo: el respeto, la disciplina y la sana competencia.
“Como preparador técnico rechazo este hecho o cualquier acto de violencia que empañe el deporte infantil. El sentido de nosotros es formar deportistas para la sociedad, no ver a los padres agredirse”, señaló Eduardo Villamizar Mutis, secretario de la Liga Santandereana de Fútbol.
Sin embargo, las palabras no son suficientes cuando el mal ejemplo proviene precisamente de quienes deberían ser los primeros en enseñar valores. Estos actos desdibujan la función de los padres como acompañantes responsables y muestran la necesidad urgente de que se entienda que el protagonismo no es de ellos, sino de los niños.
Falta de acompañamiento institucional
Más allá de la indignación, este episodio deja al descubierto la ausencia de acompañamiento de la Alcaldía y de la institucionalidad local en eventos deportivos infantiles. No basta con organizar torneos: se requiere presencia activa de psicólogos, pedagogos y equipos de convivencia que prevengan estas conductas y protejan a los menores.
Los escenarios deportivos no pueden convertirse en campos de batalla por la irresponsabilidad de algunos padres. La Administración Municipal debe asumir su deber de garantizar que estos espacios promuevan la convivencia y el bienestar de la niñez, y no se transformen en escenarios de vergüenza pública.
Un llamado urgente
Lo sucedido en Floridablanca es un campanazo de alerta:si no se regula y acompaña con seriedad el deporte infantil, los niños seguirán siendo testigos del mal ejemplo de los adultos. La Alcaldía, a través de sus secretarías de Educación y Desarrollo Social, debe establecer programas de formación y control para padres de familia, y garantizar que cada evento deportivo sea también una escuela de valores y convivencia.