Turismo en Santander: cifras en rojo, desafíos sin resolver y un potencial que sigue sin despegar

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La ocupación hotelera bajó, el empleo en el sector disminuyó y la llegada de turistas nacionales se desplomó. Aunque crece el turismo internacional, Santander pierde impulso y competitividad.

Turismo en Santander: cifras en rojo, desafíos sin resolver y un potencial que sigue sin despegar
Embalse de Topocoro
El turismo en Santander enfrenta una caída sostenida en ocupación hotelera, pasajeros nacionales y competitividad. A pesar de su potencial, el departamento no logra consolidarse como destino turístico fuerte y los indicadores siguen en rojo.

Aunque Santander tiene los paisajes, la historia y la cultura para consolidarse como un destino turístico de primer nivel, las cifras actuales revelan un panorama preocupante: menos pasajeros, menor ocupación hotelera y una pérdida sostenida de competitividad. El turismo, que durante años se proyectó como motor económico regional, hoy avanza con frenos puestos y sin una dirección clara.

Según la Encuesta Mensual de Alojamiento (EMA) del DANE, correspondiente a mayo de 2025, la ocupación hotelera en Santander cayó del 46,6 % en el primer semestre de 2024 al 42,7 % este año. En paralelo, el personal ocupado en el sector se redujo un 6,1 %, una de las mayores caídas en el país.

A esto se suma una disminución del 13,41 % en la movilización de pasajeros nacionales hacia el departamento, una alerta que deja en evidencia el retroceso frente al auge registrado en 2024.

Un crecimiento internacional que no alcanza a compensar

En contraste, el número de pasajeros internacionales sí creció un 60 % entre enero y mayo de 2025. Sin embargo, este aumento todavía no logra igualar los niveles alcanzados en 2023, según advirtió José Andrés Duarte, presidente nacional de Cotelco. Aunque la tendencia es positiva, no basta para compensar el estancamiento del mercado interno, que representa la mayoría del flujo turístico en la región.

“La gente no está viajando como antes, y Santander lo está sintiendo fuerte. Si no se generan experiencias positivas, conectividad eficiente y seguridad, los turistas simplemente no vuelven”, afirmó Duarte durante su intervención en el Gran Salón Horeca, que reunió al sector hotelero, gastronómico y de catering en Bucaramanga.

Menos competitividad, más incertidumbre

Uno de los puntos más críticos está en el Índice de Competitividad Turística Regional, donde Santander pasó de una calificación de 5,46 en 2023 a 5,31 en 2024, ocupando el décimo lugar nacional. La reducción en la oferta cultural, la baja inversión en infraestructura y las dificultades para articular al sector público y privado han impactado negativamente la percepción del destino.

En áreas como estrategia empresarial (3,18), infraestructura (7,21) y economía turística (5,14), los indicadores han bajado, reflejando debilidades estructurales que no se resuelven con campañas de promoción aisladas.

Además, según el informe, existe una falta generalizada de certificaciones en calidad y sostenibilidad por parte de los prestadores de servicios, lo cual impide consolidar una oferta confiable y competitiva frente a otros destinos del país.

El discurso de las oportunidades vs. la realidad del estancamiento

Desde Cotelco se insiste en que Santander “tiene todo”, pero la realidad es que la inercia institucional, la baja articulación regional y la falta de una política pública de largo aliento siguen limitando el potencial turístico.

Si bien se han anunciado alianzas con entidades como la ONU y ProColombia para atraer inversión extranjera y posicionar el destino, los resultados todavía no se traducen en mejoras tangibles para empresarios, trabajadores del sector ni visitantes.

Mientras tanto, la región sigue perdiendo terreno en un mercado cada vez más competitivo.

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