Siguen despilfarrando: $130 millones del IMCT para maquillar monumentos mientras Bucaramanga se cae a pedazos
El IMCT gastó casi $130 millones en la restauración de “El Clavijero del Tiple”, otro monumento maquillado mientras Bucaramanga sigue sin soluciones en cultura, movilidad y espacio público.
La Alcaldía de Bucaramanga, a través del Instituto Municipal de Cultura y Turismo (IMCT), volvió a abrir la chequera para invertir casi 130 millones de pesos en la restauración de un monumento, mientras las verdaderas prioridades de la ciudad siguen sin respuesta. Esta vez se trata de “El Clavijero del Tiple”, ubicado en el Parque de los Niños, al que se le hicieron trabajos de mantenimiento y estudios técnicos.
Millonadas en cemento y bronce
Según la administración, la restauración costó $102.960.634, mientras que los estudios técnicos ascendieron a $27.206.000. En total, casi 130 millones gastados en un monumento que, aunque simbólico, no resuelve los problemas de movilidad, inseguridad ni espacio público que padecen a diario los bumangueses.
El IMCT, en cabeza de Patiño, presentó la obra como un homenaje a la tradición campesina y musical de Santander, pero en la calle la indignación crece: ¿es sensato despilfarrar recursos en esculturas cuando hay barrios enteros con huecos, parques destruidos y escenarios culturales cerrados por falta de mantenimiento real?
Prioridades invertidas
En julio de este mismo año el Instituto ya había invertido una suma similar en la restauración del monumento “Puerta del Sol”. Ahora, otra vez, el dinero público se va en cemento y bronce mientras la red cultural de la ciudad se apaga, los artistas locales reclaman falta de apoyo y los jóvenes denuncian ausencia de programas reales de formación artística.
El negocio del Tiple
El gasto fue justificado con el discurso de que Bucaramanga debe convertirse en “capital mundial del tiple”, aprovechando el auge de concursos nacionales como el de Vélez y el de Charalá. Sin embargo, para críticos de la gestión, este argumento es apenas un maquillaje para seguir moviendo contratos alrededor de “estudios técnicos” y obras que, aunque fotogénicas, no mejoran la vida cultural de la ciudad.
Mientras tanto, Bucaramanga sigue con apenas 5% de reciclaje, con el Carrasco al borde del colapso, con el transporte público en crisis y con los jóvenes buscando escenarios para ensayar en garajes prestados. Pero al IMCT parece importarle más gastar a manos llenas en monumentos que sirven para cortar cintas y posar para la foto.