Sigue la polémica en Bucaramanga: condena contra el médico Luis Fernando Reyes desata indignación y dudas sobre Adriana Lizeth Vargas Uribe
La condena de Luis Fernando Reyes aún no cierra el debate: en Bucaramanga se alzan voces que exigen investigar las inconsistencias del testimonio acusador y garantizar que la presunción de inocencia no sea aplastada por versiones emocionales sin respaldo.

La condena de seis años en contra del cirujano plástico Luis Fernando Reyes Meza mantiene encendida la polémica en Santander. Mientras pacientes, colegas y ciudadanos defienden la trayectoria intachable del médico, crecen las voces que cuestionan la credibilidad de su exesposa, Adriana Lizeth Vargas Uribe, señalada de falsificar documentos, inventar títulos y manipular a la opinión pública con versiones contradictorias.
El fallo en primera instancia que condena al reconocido cirujano plástico Luis Fernando Reyes Meza a seis años de prisión por violencia intrafamiliar ha desatado una tormenta en Santander. La comunidad médica y ciudadana no solo ha salido en su defensa, sino que exige mirar con lupa las inconsistencias de las denuncias de Adriana Vargas Uribe, cuya credibilidad cada día está más en entredicho.
El proceso judicial que tomó casi una década dejó la sensación de una sentencia más mediática que técnica. Entre versiones contradictorias y un relato sin soportes médicos verificables, Vargas construyó la imagen de víctima absoluta, mientras Reyes apenas ha tenido espacio para explicar su verdad. El silencio del Canal TRO, que decidió no emitir el programa especial donde el médico contaría su historia, alimenta aún más la percepción de censura y desequilibrio en la información.
Las dudas se multiplican: documentos presuntamente falsificados, títulos académicos inexistentes y el intento de obtener de manera fraudulenta una tarjeta profesional han sido mencionados en el pasado en relación con Vargas. A ello se suman afirmaciones imposibles de comprobar, como cirugías mutilantes sin registros clínicos ni denuncias formales. Todo esto configura un perfil que la opinión pública ya bautizó con dureza: “la loca del pueblo”.
Mientras tanto, el doctor Reyes mantiene el respaldo de pacientes y colegas que lo describen como un profesional serio, humano y dedicado. Su trayectoria, lejos de ser la de un agresor, es la de un médico que ha llevado el nombre de Santander con dignidad. Por eso, la condena en primera instancia no solo sorprende, sino que indigna a quienes conocen de cerca su trabajo y su vida personal.
El debate que hoy se libra en Bucaramanga no es menor: ¿qué pasa cuando la justicia se apoya más en relatos emocionales que en pruebas contundentes? ¿quién protege a los inocentes de acusaciones que, aunque endebles, tienen la capacidad de destruir carreras, familias y reputaciones construidas durante décadas? En manos del magistrado Juan Carlos Diettes se busca la verdadera justicia del caso.