Secretaría de Cultura de Santander, al servicio de los perros… y del ego de Jorge Humberto Rangel
Mientras los artistas santandereanos siguen relegados, la Secretaría de Cultura se convierte en vitrina personal de Jorge Rangel, más preocupado por likes en Instagram y eventos para perros que por el arte del departamento.

En Santander, la Secretaría de Cultura y Turismo parece haberse transformado en una fundación particular al servicio de los intereses personales del secretario Jorge Humberto Rangel Buitrago, quien prefiere proyectar su imagen en Instagram que atender las demandas del sector cultural, cada vez más abandonado por la administración departamental.
La última muestra de esta desnaturalización institucional es la llamada “maratón con propósito animal”, programada para el 31 de agosto en Bucaramanga. Aunque se presenta como un evento solidario en favor de más de 400 animales acogidos por dos fundaciones, la actividad deja al descubierto una tendencia preocupante: la Secretaría de Cultura se aleja de su misión principal para asumir funciones ajenas, mientras ignora a cientos de artistas, gestores y colectivos culturales que hoy sobreviven sin apoyo estatal.

“La maratón busca ayudar a más de 400 animalitos por medio de dos fundaciones, Refugio Perro Calle y Patitas al Rescate”, declaró Rangel Buitrago, quien ha promocionado con entusiasmo la iniciativa en sus redes personales, más como figura de espectáculo que como servidor público.
Según anunció, el dinero recaudado por inscripciones irá directamente a las fundaciones, un objetivo noble en apariencia, pero que revela una gestión desequilibrada y un uso selectivo de los recursos institucionales, priorizando causas mediáticas sobre los derechos culturales de los ciudadanos.
La carrera, denominada “Por los que no tienen voz”, cuenta con el respaldo de la Liga Santandereana de Atletismo y el Indersantander. Sin embargo, lo que no tiene voz tampoco —y con mayor urgencia— es el ecosistema artístico del departamento, que sufre el silenciamiento institucional bajo la administración de un secretario más preocupado por construir imagen que por fomentar cultura.
Mientras artistas, músicos, escritores y gestores denuncian falta de convocatorias, recursos y apoyo logístico, la Secretaría de Cultura se dedica a promover eventos que poco o nada tienen que ver con el desarrollo artístico de Santander.
Este caso se suma a una larga lista de decisiones cuestionables de la administración departamental, que parecen responder más a estrategias de posicionamiento individual que a una política pública coherente. ¿Quién responde por los artistas desplazados por la moda del perrito influencer?