Se enloqueció la ciudad: crisis en salud mental desborda al Hospital San Camilo

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El Hospital San Camilo, al 95 % de ocupación, revela la magnitud de la crisis en salud mental que vive Santander. Urge ampliar capacidad, reforzar la prevención y reconocer que la salud mental es prioridad, no un tema de segunda fila.

Se enloqueció la ciudad: crisis en salud mental desborda al Hospital San Camilo
El Hospital Psiquiátrico San Camilo de Bucaramanga atraviesa una situación límite que desnuda la crisis de salud mental en Santander: su ocupación hospitalaria está al 95 % y con frecuencia llega al 100 %, dejando en evidencia que la demanda de atención supera ampliamente la capacidad de respuesta.

La gerente del centro asistencial, doctora Natalia Ojeda, explicó que en los últimos meses los servicios de hospitalización y programas de atención están colapsados. “No bajamos nunca del 80 % de ocupación. En los días críticos no queda ni una sola cama disponible”, señaló. Con 358 camas instaladas, San Camilo no solo atiende a pacientes santandereanos, sino que recibe remisiones de Boyacá, Arauca y Norte de Santander, lo que incrementa la presión sobre su infraestructura.

Los diagnósticos más frecuentes son esquizofrenia, depresión y ansiedad, patologías cada vez más asociadas al consumo de sustancias psicoactivas. Los síntomas que llegan a urgencias son alarmantes: episodios de psicosis, alucinaciones, agresividad y conductas violentas que ponen en riesgo tanto al paciente como a su entorno.

La mayoría de casos graves corresponde a hombres jóvenes entre 12 y 49 años, reflejando el deterioro de la salud mental en las nuevas generaciones. La situación se agrava en un contexto marcado por pobreza, violencia, desempleo y los efectos postpandemia.

Expertos advierten que esta crisis debe ser asumida como prioridad de política pública y no seguir relegada como un asunto secundario. San Camilo, que ya no tiene cómo responder a la creciente demanda, reclama con urgencia ampliación de la capacidad hospitalaria, fortalecimiento de programas ambulatorios y estrategias de prevención comunitaria.

El llamado es claro: Santander necesita respuestas inmediatas y estructurales para atender una de las crisis más invisibles pero más devastadoras de su tiempo: la de la salud mental.