¡Se emborrachó el poder en Girón! Fredy Cáceres llegó de paso… pero entró como dictador

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Fredy Cáceres llegó a la Alcaldía de Girón por quince días y en menos de uno ya se comporta como dictador. Despidos ilegales, abusos y una gestión que parece más una borrachera de poder que un encargo serio.

¡Se emborrachó el poder en Girón! Fredy Cáceres llegó de paso… pero entró como dictador

No llevaba ni 24 horas en el cargo y ya el alcalde encargado de Girón, Fredy Cáceres Arismendy, actuaba como si fuera emperador vitalicio. En vez de asumir con prudencia el encargo de apenas 15 días, el exdiputado se dedicó a barrer la Alcaldía a punta de presiones, despidos y prepotencia, provocando un caos administrativo que hoy tiene al municipio sumido en la incertidumbre.

En su primer consejo de gobierno, Cáceres exigió renuncias protocolarias a todo el gabinete, incluyendo a secretarias, técnicos y contratistas que llevaban años en la administración. Horas después, firmó despidos fulminantes, incluso de funcionarias en licencia de maternidad y servidores con permisos legales vigentes. Su corta gestión se convirtió en una feria de arbitrariedades.

Uno de los casos más indignantes es el de Jessica Alejandra Pinzón, secretaria Administrativa, declarada insubsistente pese a encontrarse en plena etapa de lactancia materna. La funcionaria ya interpuso una tutela, denunciando que el nuevo alcalde violó sus derechos fundamentales y los de su hija recién nacida.

Pero la cosa no para ahí. Varios secretarios aseguran que las renuncias fueron “insinuadas bajo amenaza”, en un ambiente de miedo y represalias. “Nos dijeron que si no firmábamos, nos sacaban igual”, aseguró uno de los funcionarios afectados.

Mientras tanto, el propio Cáceres, designado temporalmente por el gobernador Juvenal Díaz, se niega a responder llamadas o aclarar sus decisiones. Su comportamiento despótico ha generado un profundo malestar entre los empleados públicos y la ciudadanía, que no entienden cómo alguien con tan poca autoridad institucional puede entrar a la Alcaldía como si fuera su finca.

Todo esto ocurre mientras Girón sigue sin rumbo, esperando que el gobernador elija a un alcalde encargado de verdad —uno que entienda que el poder público no se ejerce con rabia ni con whisky en mano.

Porque lo que está pasando en Girón parece más una borrachera política que una transición seria: un alcalde interino ebrio de poder, funcionarios humillados, tutelas en marcha y una administración en caída libre.