"Quiero darte por el c...", asi acosaba Julio Cesar González, dueño de la emisora Colmundo en Bucaramanga, a una funcionaria de Floridablanca

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No basta con apagarse los micrófonos. El periodismo merece credibilidad, y si alguien que fue director público y operador mediático está bajo acusaciones tan graves, la sociedad debe exigir transparencia sin concesiones. No es solo un expediente: es una crisis de ética detrás del dial.

"Quiero darte por el c...", asi acosaba Julio Cesar González, dueño de la emisora Colmundo en Bucaramanga, a una funcionaria de Floridablanca
Julio Cesar González y el ex alcalde de Floridablanca Miguel Angel Moreno Suárez
Julio César González, exdirector del Banco Inmobiliario de Floridablanca (BIF), no solo tuvo poder dentro de esa entidad pública: también está vinculado actualmente a una emisora en Bucaramanga, identificada por fuentes como parte del grupo que emite en la frecuencia 1230 AM, conocida como Colmundo. Esto sitúa en primer plano una acusación grave: el conductor de medios en la ciudad podría haber sido también autor de violencia institucional con violencia de género.

El que fuera una de las figuras más cercanas al exalcalde Miguel Ángel Moreno hoy enfrenta uno de los procesos judiciales más graves en la historia reciente del Banco Inmobiliario de Floridablanca (BIF). Julio César González García, exdirector de la entidad y exsecretario general, fue imputado por la Fiscalía Décima adscrita a la Unidad Caivas por los delitos de acoso sexual agravado y discriminación de género.

La diligencia se llevó a cabo en el Juzgado Séptimo Penal con funciones de control de garantías en Bucaramanga y puso sobre la mesa un expediente que describe, con lujo de detalles, un patrón de acoso sistemático, abuso de poder y violencia laboral de género contra una funcionaria de carrera administrativa.

El inicio del hostigamiento

Los hechos se remontan a julio de 2020, cuando la víctima —identificada como Mercedes— ingresó al BIF tras ganar un concurso de méritos. Su jefe inmediato era, en ese momento, el secretario general de la entidad: Julio César González.

Desde el inicio, según la Fiscalía, González comenzó con comentarios de contenido sexual sobre su apariencia:

  • “Tienes unas piernas muy bonitas”
  • “Qué lindo te queda ese vestido”
  • “Tienes los pies muy bonitos”

Con el paso de los días, las insinuaciones verbales se convirtieron en acoso directo. Aprovechando el teletrabajo impuesto por la pandemia, González organizaba reuniones privadas en su oficina, a puerta cerrada, donde realizaba preguntas íntimas e incluso propuestas sexuales explícitas.

Uno de los testimonios más contundentes relató que, a las 7:00 de la mañana, González llamó a la víctima para preguntarle: “¿Qué pijama tienes puesta, es vaporosa o no?”.

En marzo de 2021, ya como director del BIF, su poder e influencia crecieron, y con ello —según el expediente— también se intensificaron sus conductas abusivas.

Comentarios obscenos y violencia simbólica

La negativa de Mercedes a acceder a las insinuaciones derivó en trato humillante y represalias laborales: descalificaciones frente a colegas, asignación de tareas impropias como servirle café o llevarle el desayuno, e insultos constantes sobre su capacidad profesional.

Entre las frases recogidas en el expediente se encuentran:

  • “Si se deja tocar la rodilla prolongadamente podría llegar a un orgasmo”
  • “Quiero darte por el c**o”
  • “Te sentarías en mis piernas y te daría unas nalgadas”

La Fiscalía también documentó expresiones de carácter sexual extremo:

  • “Le dijo que había leído en los Guinness Records cuántos litros de semen puede tragar una mujer en un día”
  • “Que su fantasía era tener una hermana para tener relaciones sexuales con ella”
  • “Que si tenían sexo, él quería escupirle la cara”
  • “Le preguntaba qué juguetes sexuales había usado”

Además, la llamaba fuera del horario laboral, en días festivos o vacaciones, para insistir en insinuaciones sexuales o humillaciones.

Negación y defensa pública

Durante la imputación, González no aceptó los cargos y aseguró ser víctima de una campaña de desprestigio:

“Jamás he acosado ni laboral ni sexualmente a ninguna persona. Estudien mi hoja de vida, mi formación académica, el tema de mi tesis. Ahí sabrán quién soy”.

No obstante, para la Fiscalía, las pruebas muestran una conducta sistemática, persistente y abusiva, amparada en su posición de poder.

Proceso disciplinario en curso

Paralelamente, la Procuraduría Provincial de Bucaramanga le formuló cargos disciplinarios por acoso sexual, lenguaje soez y conducta inapropiada. El Ministerio Público calificó la falta como “gravísima” y advirtió que su comportamiento encaja en violencia basada en género, afectando gravemente el bienestar emocional y laboral de la víctima.

Lo que viene

El caso seguirá su curso en la Fiscalía Caivas, mientras la Procuraduría avanza hacia el juicio disciplinario. Las autoridades no descartan que puedan surgir nuevos testimonios o denuncias que confirmen el patrón de conducta.

Este proceso no solo expone un hecho individual, sino que pone bajo la lupa la forma en que el poder público puede ser mal utilizado para hostigar, intimidar y violentar a quienes, en teoría, el Estado debe proteger.