Puente nuevo, viejos errores: advierten fallas estructurales en la Variante de San Gil
La obra, inconclusa y ya en uso parcial, muestra señales preocupantes que podrían derivar en un problema de cimentación. Mientras tanto, los recursos prometidos para su finalización no llegan y el futuro del proyecto sigue en el aire.

Ondulaciones visibles en el puente Fonce de la Variante de San Gil encendieron las alarmas entre veedores ciudadanos, quienes temen que las fallas sean estructurales y exigen al Invías una revisión técnica urgente antes de recibir la obra.
Las ondulaciones que ya se perciben en el puente Fonce, parte de la inconclusa Variante de San Gil, encendieron las alarmas entre veedores ciudadanos que exigen una revisión técnica urgente. ¿El temor? Que no se trate de un simple defecto superficial, sino de una falla grave en la cimentación del puente, lo cual comprometería toda la estructura.
La denuncia fue hecha por la Veeduría Social y Técnica, encabezada por el geólogo Félix Zipamoncha, quien advirtió que la obra fue puesta en uso sin estar terminada y sin elementos esenciales de seguridad como los abroches en los extremos. A pesar de ello, vehículos livianos y hasta compactadores de basura ya circulan por la vía.
Pero la alerta técnica llega en medio de un panorama aún más preocupante: un año después de finalizada la primera fase de la obra, no hay claridad sobre su continuidad ni sobre los recursos que deberían estar garantizados. El Estado prometió dos inyecciones de capital: $80.000 millones este semestre y otros $140.000 millones mediante el acuerdo ‘Vías de los Comuneros’. Ninguna se ha materializado.
La Variante de San Gil, que empezó en 2018 con la promesa de descongestionar el paso por el casco urbano, ya ha consumido $183.000 millones y más de cinco años de ejecución. Sin embargo, solo se han construido 4,5 kilómetros de los 9,6 planeados. El puente y el viaducto siguen inconclusos, y ahora incluso presentan síntomas de posible deterioro estructural.
La Veeduría exigió que el Invías no reciba oficialmente la obra mientras no se realice una evaluación técnica completa. Por ahora, la Variante de San Gil sigue siendo más un símbolo de incertidumbre que una solución vial.