Polémica: ¿a quién representa realmente Humberto Salazar y por qué la Registraduría guarda silencio? Bucaramanga jamás votará por un petrista
Humberto Salazar, el candidato petrista del Pacto Histórico, se inscribió con más simbolismos que propuestas y un silencio cómplice de la Registraduría. Bucaramanga no votará por un petrista improvisado que confunde liderazgo con espectáculo.
La política bumanguesa vuelve a ser escenario de improvisaciones y candidaturas recicladas. Esta vez con Humberto Salazar García, un abogado del Pacto Histórico que asegura “venir a reconstruir Bucaramanga”, pero cuya aspiración genera más preguntas que esperanzas.
Nadie sabe con certeza a quién representa, quién lo avala realmente y por qué la Registraduría guarda un silencio tan cómplice frente a una candidatura que huele más a improvisación que a convicción.
Salazar intenta venderse como un “ciudadano independiente” cuando en realidad es otro rostro del petrismo local: un grupo de políticos sin arraigo en la ciudad, que solo aparece cuando hay elecciones. Bucaramanga lo conoce poco, y lo poco que se sabe no inspira confianza. Su discurso es una suma de frases vacías y consignas de gobierno, recicladas del libreto centralista de Bogotá.
En su acto de inscripción ante la Registraduría, Salazar decidió llamar la atención con una escena insólita: llegó con un zapato de cada color, explicando que era “una metáfora de la diversidad”. La puesta en escena provocó más burla que admiración. Bucaramanga no necesita metáforas ni espectáculos simbólicos; necesita liderazgo, gestión y carácter. Pero el petrismo prefiere los shows a las soluciones.
El verdadero interrogante, sin embargo, recae sobre la Registraduría, que hasta el momento no ha explicado cómo se avaló su candidatura. ¿Hubo un procedimiento regular? ¿Se trata de un aval formal del Pacto Histórico o de una maniobra interna para improvisar un nombre cualquiera? El silencio institucional alimenta la desconfianza de una ciudadanía que ve cómo las reglas se acomodan a conveniencia del poder de turno.
Salazar habla de “orden, transparencia y eficiencia”, pero su trayectoria no muestra ni orden, ni transparencia, ni eficiencia. No tiene experiencia administrativa, nunca ha liderado procesos ciudadanos y su paso por el debate público ha sido más decorativo que transformador. Promete “reconstruir la ciudad”, pero nadie destruye más la confianza que quienes aterrizan solo en época de elecciones para repetir las mismas frases de siempre.
El petrismo en Bucaramanga vuelve a demostrar que su conexión con la realidad local es nula. Ni conoce la ciudad ni entiende su gente. Cree que con discursos ideológicos se gobierna, cuando aquí la gente está cansada de la improvisación, la propaganda y los mesías de turno.
Bucaramanga no votará por un petrista de ocasión. La ciudad merece dirigentes que trabajen por ella todo el año, no políticos que aterrizan en diciembre a recitar consignas. Y mientras la Registraduría calla, el petrismo celebra otra candidatura sin pies ni cabeza, que solo confirma el desorden y la decadencia de una izquierda que perdió el rumbo moral y político.