Petro vuelve a Santander a inaugurar obras ajenas: un show vacío porque su gobierno no tiene nada propio que mostrar
El paso de Petro por Bucaramanga dejó una verdad incómoda: no tiene nada propio que inaugurar. Su gobierno sobrevive montado en shows mediáticos sobre obras ajenas, mientras el país exige resultados reales.
El presidente Gustavo Petro regresó a Bucaramanga este 17 de septiembre para cortar la cinta del nuevo edificio del Instituto de Lenguas de la UIS. Un acto que, lejos de ser un logro de su administración, se convirtió en la evidencia de un gobierno sin obras propias, reducido a montar espectáculos sobre gestiones ajenas para sostener un relato que se desmorona.
El discurso del mandatario se centró en la Inteligencia Artificial, en la necesidad de que Colombia esté “a la vanguardia” y en la importancia de las matemáticas como base del conocimiento. Pero más allá de las frases altisonantes, la realidad es que Petro inauguró un proyecto gestado, financiado y ejecutado en gobiernos anteriores, dejando en evidencia que a casi tres años de mandato no tiene infraestructura educativa propia que mostrar.
La escena no sorprendió: un presidente rodeado de su séquito repitiendo promesas tecnológicas en un país que aún no resuelve lo elemental, como la alimentación escolar, la infraestructura básica de miles de colegios rurales y el drama de universidades públicas que sobreviven con presupuestos recortados. Mientras hablaba de algoritmos y programación, estudiantes de varias regiones protestaban por falta de pupitres, conectividad y transporte escolar.
Petro aseguró que “las sedes de la UIS son las más bellas del país” y que representan “templos del saber”. Lo que no dijo es que esas sedes no son fruto de su gestión. Son herencia de administraciones pasadas que, con aciertos y errores, sí dejaron ladrillos, cemento y proyectos concretos. Petro, en cambio, se aferra a inaugurar obras que no diseñó ni financió, porque su gobierno carece de ejecuciones tangibles.
El espectáculo en Bucaramanga fue una puesta en escena política, más que un acto de gobierno. Un presidente sin obras reales para mostrar en su propia administración, obligado a sostener su imagen en los logros de otros. Y mientras tanto, los santandereanos siguen esperando soluciones en seguridad, empleo y movilidad, problemas que no se resuelven con discursos sobre la nube ni con frases grandilocuentes.