Petro llega a Santander con las manos vacías: inaugura obras que no pagó mientras deja a 60 mil niños sin comida
Petro volvió a Santander a inaugurar una obra que no construyó, mientras su Gobierno recorta los recursos del PAE. Un show político con edificio ajeno y la misma realidad: a los niños pobres de Santander les sigue dando la espalda.
El presidente Gustavo Petro volvió a Bucaramanga, esta vez para tomarse fotos en la inauguración del nuevo edificio de Lenguas de la UIS, una obra financiada en un 80% por la Gobernación de Santander y la propia universidad. Un show político con infraestructura ajena, mientras su Gobierno recorta recursos vitales como el Programa de Alimentación Escolar (PAE).
La visita de Petro a Santander dejó más indignación que orgullo. El mandatario llegó a Bucaramanga con discurso en mano sobre Inteligencia Artificial y educación de vanguardia, pero la realidad es que el edificio de la UIS que presentó como logro propio no le pertenece a su gestión. El gobernador Juvenal Díaz lo dejó claro: “Los santandereanos y la UIS pusimos 20 mil millones, que representan el 80% del costo de la obra. La Nación apenas aportó el 20%”.
El contraste es grotesco. Mientras Petro se adjudica aplausos con recursos que no giró, en el mismo departamento más de 60 mil niños están a punto de quedarse sin alimentación escolar porque el Gobierno Nacional solo destina 31 mil millones de los 192 mil que cuesta el PAE en Santander. El resto proviene de regalías y esfuerzo regional. “Muchos niños van al colegio no solo a estudiar, sino también a comer. No podemos permitir que esa realidad se vea afectada”, advirtió el gobernador.
El show presidencial encubre la ausencia de gestión real. No hay nuevas obras propias, no hay inversión suficiente en educación básica ni soluciones concretas para los programas sociales. En cambio, se recorta donde más duele: en el plato de comida de los estudiantes rurales, para quienes el PAE es la diferencia entre permanecer en la escuela o desertar.
La UIS, con visión de futuro, ya plantea convertir el nuevo edificio en una vitrina internacional ofreciendo cursos de español para extranjeros, un proyecto que podría atraer estudiantes de todo el mundo. Una estrategia pensada en Santander, no en Bogotá, y que demuestra que la región sigue saliendo adelante a pesar de la indiferencia del Gobierno Nacional.
La paradoja es evidente: mientras el departamento financia con esfuerzo su infraestructura educativa y busca internacionalizarse, Petro se limita a cortar cintas y a vender como propios los proyectos que no le costaron ni la mitad del esfuerzo.