Pa’ fuera, pa’ la calle: nueva ley de arrendamiento pone en cintura a inquilinos morosos

Noticia validada por AI en varias fuentes

Nueva ley de arrendamiento revienta el juego: si el inquilino no paga o incumple, podrá ser desalojado con rapidez. Adiós a la viveza, bienvenido el “pa’ fuera, pa’ la calle”.

Pa’ fuera, pa’ la calle: nueva ley de arrendamiento pone en cintura a inquilinos morosos
En Colombia se acabó el relajo de vivir en casa ajena sin pagar. El nuevo proyecto de ley de arrendamiento, que avanza en el Congreso, promete darle dientes a los propietarios para sacar de inmediato a los inquilinos incumplidos.

Nada de años de pleitos, nada de excusas: si no paga, si se inventa negocios por debajo de cuerda o si destroza el inmueble, se va.

Más poder para el dueño, menos mañas para el arrendatario

Hasta ahora, la Ley 820 de 2003 protegía con plazos largos a los inquilinos, incluso a los que se aprovechaban de la buena fe de los dueños. Pero con la nueva iniciativa el panorama cambia: se podrá exigir la restitución del inmueble incluso desde el primer mes, siempre que se configuren causales claras.

Los casos más evidentes:

  • No pago del arriendo o mora prolongada.
  • Deudas en servicios públicos que terminan en desconexión.
  • Subarriendo ilegal sin autorización.
  • Uso indebido del espacio (desde negocios no permitidos hasta actividades ilegales).
  • Alteración de la convivencia o violaciones a normas de propiedad horizontal.

El procedimiento será más ágil: el propietario notifica, y si el inquilino no entrega, el asunto se lleva a juez.

El miedo de los arrendatarios

Del otro lado, colectivos urbanos advierten que la reforma puede dejar desprotegidos a miles de hogares vulnerables. Denuncian que la amplitud de las causales podría prestarse para abusos y desalojos disfrazados de legalidad. En la práctica, muchos inquilinos tendrán que correr a buscar abogado apenas inicien un contrato.

Lo que viene

Aunque la iniciativa aún no está aprobada en su totalidad, el mensaje es claro: la balanza se inclina hacia los propietarios. Si antes los morosos podían jugar al desgaste judicial, ahora la advertencia es contundente: pa’ fuera, pa’ la calle.