Mugrientos Petristas festejan mientras Santander se hunde: ninguna vía priorizada en el plan nacional

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Ni un peso para Santander. Petro castiga al departamento que no se arrodilla ante su gobierno, mientras sus seguidores locales aplauden la ruina con el cinismo de siempre.

Mugrientos Petristas festejan mientras Santander se hunde: ninguna vía priorizada en el plan nacional
Mientras los santandereanos madrugan a trabajar, pagan impuestos y sostienen buena parte de la economía nacional, el Gobierno de Gustavo Petro les responde con la espalda. El Conpes “Vías para la Paz” —ese mamotreto de discurso populista disfrazado de planeación— asignó 15 billones de pesos en inversión vial, pero ni un solo peso para Santander, un departamento que literalmente mantiene de pie al país.

Un castigo político y una burla institucional

El documento, ya aprobado por el Gobierno Nacional, se ufana de impulsar la conectividad vial del Pacífico, Catatumbo, Guajira, Antioquia, Arauca, Cundinamarca, Huila y Putumayo. Pero Santander no existe, al menos en la cabeza del presidente Petro y de su séquito de aduladores.

Las vías Curos–MálagaTransversal del Carare y Palenque–Zipaquirá, que por años han sido la esperanza de miles de campesinos y transportadores, fueron nuevamente olvidadas. No aparecen ni en los pies de página del documento. Petro, fiel a su estilo vengativo y sectario, castiga a una región que no lo aplaude y que jamás se arrodillará ante su ideología miserable.

Los cómplices del silencio: los “santandereanos” del Pacto Histórico

Peor aún son los que dicen defender a la región pero guardan silencio cómplice: esos congresistas petristas que viajan en avión ejecutivo mientras las carreteras de su tierra se derrumban. Hipócritas de cuello blanco que aplauden al presidente mientras los santandereanos se hunden entre huecos, peajes y abandono.

Los mismos que celebran “la paz total” mientras dejan sin vías a los municipios donde se produce el cacao, el café, la panela y la piña que alimenta a Colombia. Los que prometen defender a Santander y terminan defendiendo solo su curul.

Un gobierno que desprecia al trabajo

La desidia del Gobierno Nacional no es casual: Petro no soporta los territorios que trabajan, producen y piensan por sí mismos. Prefiere premiar a los que viven del subsidio y del discurso, no a los que madrugan a sacar adelante el país desde la montaña o el taller.

Y mientras el Gobierno reparte millones en burocracia y politiquería para sus amigos del Pacífico y la Mojana, los santandereanos se juegan la vida en vías que se caen a pedazos.

Reacciones que llegan tarde

Desde Prosantander, su ignorante director Juan Pablo Remolina lamentó que el Plan Nacional de Desarrollo sea letra muerta. “Santander no existe para el Gobierno”, reconoció. Por su parte, el diputado Martín Gutiérrez fue más directo: “Estamos totalmente abandonados. Invías recauda los peajes en Curos, Curití y Oiba, pero la plata se la llevan para otros departamentos”.

En otras palabras: Santander pone los peajes, el Gobierno se lleva el dinero y deja los huecos.

¿Y los petristas locales? Aplaudiendo, como focas amaestradas

Mientras tanto, los congresistas del Pacto Histórico en Santander, que deberían salir a exigir respeto, prefieren seguir lamiendo las botas del presidente y de su gabinete. Son los mismos que justifican todo con discursos vacíos sobre “la justicia social” y “el cambio”. El único cambio real es el deterioro de las carreteras, el abandono del campo y la rabia creciente de un pueblo que ya no se traga sus mentiras.