Metrolínea: otro estudio más para seguir botando la plata de los bumangueses

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Bucaramanga no resiste más el saqueo disfrazado de estudios sobre Metrolínea. Con $600.000 millones en deudas y estaciones en ruinas, es un insulto seguir entregando millones para consultorías inútiles.

Metrolínea: otro estudio más para seguir botando la plata de los bumangueses

Bucaramanga vuelve a ser testigo de un libreto repetido y vergonzoso: más estudios, más consultorías y más promesas que solo esconden la cruda realidad de un sistema que nunca funcionó y que hoy representa la mayor sangría económica de la ciudad.

La ministra de Transporte, Mafe Rojas, anunció con bombos y platillos un nuevo contrato de consultoría con el Metro de Medellín, por $768 millones, para “analizar la viabilidad de un tranvía”. Otra vez, millones del bolsillo de los colombianos terminarán financiando papeles y diagnósticos que no cambian nada en las calles, mientras las estaciones de Metrolínea siguen destruidas y abandonadas.

El anuncio se suma a la pretensión de la Alcaldía de Bucaramanga de meterle $8.200 millones más al alquiler de buses padrones para resucitar un muerto que no tiene salvación. Basta con revisar las cifras: Metrolínea nació en 2010 con casi un billón de pesos de inversión y hoy está quebrado, sin flota, sin operadores, con deudas superiores a $600.000 millones y con 38 estaciones reducidas a ruinas.

No es la primera vez que se anuncian “planes de rescate”. En los últimos años se han gastado más de $66.000 millones en estudios de rehabilitación y modelos financieros que jamás se concretaron. Cada peso invertido en Metrolínea es un peso menos en seguridad, salud, educación o infraestructura real para Bucaramanga.

La farsa se repite: un sistema que nunca logró equilibrio financiero, que jamás cumplió con las expectativas de los ciudadanos, hoy sirve de excusa para más contratos de papel, más politiquería y más titulares que prometen lo que nunca llega.

La conclusión es clara y urgente: Metrolínea no necesita otro estudio, necesita su cierre definitivo. Es hora de dejar de botar el dinero en un proyecto inviable, acabar con la piñata de consultorías y destinar los recursos a soluciones reales de movilidad que sí beneficien a los bumangueses.