Manuel Parada, el bufón de la Alcaldía: del show de disfraces a mendigar un puesto tras la caída de Beltrán

Con la salida del cargo de Jaime Andrés Beltrán como alcalde de Bucaramanga, todas las miradas se posan sobre su séquito de asesores.

Entre ellos, hay un nombre que genera más vergüenza que respeto: Manuel Parada, alias “Manolete”, un personaje más recordado por sus ridículas ocurrencias en Twitter que por algún aporte real a la ciudad.

Parada se vendió como un supuesto estratega político, pero lo único que dejó fue una larga lista de ataques contra líderes sociales de barrio, a quienes humilló y maltrató desde su diminuta oficina del quinto piso de la Alcaldía, un espacio tan reducido que ni siquiera alcanzaba para guardar los disfraces con los que salió a hacer campaña, burlándose de sus oponentes y convirtiendo la política en un carnaval barato.

Hoy la pregunta que ronda en Bucaramanga es clara: ¿tendrá la dignidad de renunciar junto con su jefe político o se quedará como un perro que bate la cola para evitar la patada?. La ciudadanía ya no tolera más bufones en cargos públicos pagados con impuestos de todos.

Lo cierto es que, con la salida de Beltrán, la ciudad espera un verdadero remezón administrativo que incluya la renuncia de quienes, como Parada, jamás debieron pisar un cargo público. Su permanencia sería una ofensa para una Bucaramanga hastiada de improvisación, payasadas y asesorías de quinta categoría.