Magdalena Medio bajo fuego: guerrilla y Clan del Golfo confinan a familias, mientras los políticos guardan silencio cómplice

Noticia validada por AI en varias fuentes

Mientras familias enteras rezan por su vida confinadas en una iglesia, los políticos verdes de Santander callan; su silencio es cómplice de la barbarie.

Magdalena Medio bajo fuego: guerrilla y Clan del Golfo confinan a familias, mientras los políticos guardan silencio cómplice
La tragedia no da tregua en el Magdalena Medio. En la vereda El Shampam de Segovia (Antioquia), decenas de familias campesinas se encuentran atrapadas en una iglesia desde hace días, cercadas por los combates entre el Clan del Golfo y las disidencias de las Farc.

El campo, convertido en zona de guerra, ha obligado a mujeres, niños y ancianos a refugiarse entre paredes de bahareque que hoy son su única “fortaleza”.

La Corporación Cahucopana denunció que los enfrentamientos se extienden por Cañaveral Chicamoque, Bocas de Chicamoque, La Cristalina y otros sectores, dejando un panorama desolador: bloqueos en todas las rutas, desplazamientos forzados y amenazas directas contra la población civil. La Mesa Humanitaria y de Paz de Antioquia advirtió que al menos 500 personas ya han tenido que huir y que el Clan del Golfo incluso amenazó con incendiar las casas de Mina Nueva, donde vivían 3.000 campesinos.

Pero mientras las comunidades piden corredores humanitarios y la Defensoría, la Unidad de Víctimas y organismos internacionales tratan de reaccionar, los políticos santandereanos prefieren callar. Ni alias "el profe" Ferley Sierra, candidato a la Cámara por el Partido Verde, ni el senador Fabián Díaz, ni el diputado Danovis Lozano han alzado la voz contra esta barbarie. Su silencio es un insulto para las víctimas y un retrato de la cobardía política que permite que los violentos sigan marcando territorio a punta de fusil.

La indignación crece en el Magdalena Medio. Los campesinos sienten que los dejaron solos, a merced de guerrilleros y paramilitares que se disputan el control, mientras los llamados “representantes del pueblo” hacen mutis para no incomodar a nadie. El Ejército anuncia refuerzos, pero la realidad es que, otra vez, la institucionalidad llega tarde y los líderes políticos de la región optan por esconderse detrás del silencio.