Lo que no ganan en las urnas, lo consiguen a punta de lambonería: nombran a Fredy Cáceres como alcalde encargado de Girón

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En Girón ya no se gobierna con votos, sino con lambonería. Fredy Cáceres llega de “alcalde encargado” tras una carrera de favores y fracasos.

Lo que no ganan en las urnas, lo consiguen a punta de lambonería: nombran a Fredy Cáceres como alcalde encargado de Girón

En Girón, el poder no se gana con votos, sino con palmadas y adulaciones. Así quedó demostrado con el nombramiento de Fredy Cáceres Arismendy como alcalde encargado, una designación que muchos califican como otro episodio del circo político santandereano.

Cáceres, recordado por su paso sin pena ni gloria por el Concejo de Girón y la Asamblea Departamental, llegó a la Alcaldía no por mérito, sino por la buena suerte de estar en el radar de quienes hoy reparten los encargos como si fueran premios de consolación. Tras la destitución de Campo Elías Ramírez por doble militancia, el gobernador Juvenal Díazlo presentó como el “nuevo alcalde encargado”, aunque en realidad se trata de una figura temporal que difícilmente moverá una hoja sin que se lo autoricen desde Bucaramanga.

Con su habitual tono de discurso improvisado, Cáceres aseguró ante los medios que su misión es “darle tranquilidad a los gironeses” y continuar las obras en marcha. Pero la gente no come cuento: en los parques y cafés del municipio la frase más repetida es “otra vez lo mismo, los mismos de siempre, los que solo aparecen cuando se desocupa la silla”.

La ironía del caso es que quienes no logran convencer al electorado, terminan gobernando “de encargo”, como si la democracia fuera un favor burocrático. En Girón ya es costumbre que los alcaldes entren por la puerta de atrás, se tomen la foto en el despacho, firmen un par de oficios y salgan antes de que los ciudadanos alcancen a notar el cambio.

El flamante alcalde encargado promete una “transición técnica”, pero lo cierto es que su gestión durará menos que una campaña en redes. Lo que no consiguió con votos, lo consiguió con sonrisas y zalamerías políticas. Así es la nueva clase dirigente de Girón: especialistas en perder elecciones y ganar encargos.