Lina Barrera: la candidata cercana al petrismo
La figura de Lina Barrera no genera expectativas auténticas ni esperanzas en la región.
Durante el gobierno de Gustavo Petro, Lina María Barrera Rueda se ha consolidado como una figura cercana al poder petrista, ocupando el cargo de gerente general en EnTerritorio, una entidad que maneja grandes sumas de contratación.
Su permanencia en un puesto estratégico, en medio de cambios y remociones habituales en la administración actual, señala una relación de privilegio y confianza con el gobierno letrista, que difícilmente se cuestiona abiertamente. Esta cercanía política parece responder a intereses alineados con el petrismo más que a un compromiso genuino con la región de Santander, de la cual Barrera ha sido representante a la Cámara bajo el Partido Conservador y a la cual ahora busca regresar en una nueva candidatura.
Lo llamativo de Lina Barrera es su silencio ante los asuntos que afectan directamente a Santander, un departamento con problemáticas sociales, económicas y de infraestructura que requieren atención urgente. Como voz oficial y figura política con aspiraciones nacionales, no ha emergido ni una declaración, acción o gestión concreta que la distinga por defender los intereses de su región.
Este mutismo ante los temas que aquejan a Santander refuerza la percepción de que su presencia en la política es más un acto de oportunismo electoral que un aporte significativo al bienestar local.
Su transición política, desde el conservatismo tradicional hasta acercarse al gobierno de Petro para buscar una nueva curul en la Cámara de Representantes, se traduce en una estrategia oportunista para aprovechar la maquinaria y recursos del poder central.
La figura de Lina Barrera no genera expectativas auténticas ni esperanzas en la región. Más que una representante activa y comprometida, se perfila como una candidata que, a pesar de su cercanía al ejecutivo nacional, no ha logrado ni pretende articular soluciones para las urgencias de Santander.
En conclusión, Lina Barrera es una muestra palpable de la política de conveniencia en Colombia, cuyo tránsito entre fuerzas políticas y cercanías de poder no se traduce en beneficios palpables para los territorios que dice representar. La región de Santander sigue esperando voces con verdadero compromiso, y mientras tanto, Barrera mantiene un perfil que poco aporta a los retos regionales ni a la construcción de un futuro mejor para sus habitantes.