Liga de Gobernantes, entre la estafa y la corrupción: el legado podrido de Rodolfo Hernández

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La imputación por estafa al presidente del Concejo de Girón destapa, una vez más, la podredumbre de la Liga de Gobernantes: avales a cuestionados, corrupción encubierta y un legado que confirma que Rodolfo Hernández murió siendo lo que juró combatir: un corrupto.

Liga de Gobernantes, entre la estafa y la corrupción: el legado podrido de Rodolfo Hernández
El escándalo que hoy sacude a Girón vuelve a poner en evidencia el prontuario político de la llamada Liga de Gobernantes, ese movimiento que se vendió como “la opción diferente” y terminó avalando a personajes cuestionados y manchados por la corrupción.

La Fiscalía General de la Nación imputó cargos por estafa al actual presidente del Concejo de Girón, Marcos Stalin Bautista Almeida, por una supuesta defraudación que supera los mil millones de pesos. Lo grave es que no se trata de un caso aislado: el concejal ya arrastraba investigaciones previas y, aun así, fue elegido con el sello de un partido que nació al calor del discurso contra la corrupción.

La ironía es brutal: la Liga, fundada por Rodolfo Hernández, avaló a quien hoy enfrenta la justicia por un delito que, de ser comprobado, no solo implica cárcel, sino una bofetada a los ciudadanos que creyeron en la promesa de un “cambio”. Rodolfo, el autoproclamado “ingeniero anticorrupción”, murió siendo él mismo investigado y señalado como corrupto, dejando un legado político embarrado de mentiras y padrinazgos oscuros.

En este proceso también aparece implicado un hijo del concejal, lo que muestra cómo las redes de poder se enquistan en familias que han hecho de la política un negocio personal. Y aunque se diga que la imputación no implica pérdida inmediata de la curul, la pregunta es de ética básica: ¿qué hace un hombre señalado por estafa sentado en la presidencia del Concejo?

La respuesta es evidente: lo sostiene un partido que hizo de la doble moral su bandera, que avala a quienes sirven a sus intereses y que deja claro que el discurso contra la corrupción fue solo una fachada electoral.