Ineptitud en Bucaramanga: el fiasco del Súper Concierto y el desorden en la Alcaldía de Beltrán

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La decisión de la Gobernación de reservar el estadio Américo Montanini para el fútbol es un alivio: protege la inversión pública y pone freno a la improvisación del gobierno local. Beltrán debe dejar de lado el show y asumir las responsabilidades que tiene con la ciudad.

Ineptitud en Bucaramanga: el fiasco del Súper Concierto y el desorden en la Alcaldía de Beltrán
La polémica por el intento de llevar el Súper Concierto de la Feria Bonita al estadio Américo Montanini no es más que otro capítulo de la improvisación y la ineptitud de los asesores del alcalde Jaime Andrés Beltrán, cuya administración se enreda en permisos mal tramitados y prioridades equivocadas, mientras la ciudad sigue sumida en problemas reales sin resolver.

El 6 de septiembre de 2025 estaba proyectado el Súper Concierto de la Feria Bonita en el estadio Américo Montanini, pese a que ese mismo día Atlético Bucaramanga tiene programado un partido oficial de la Liga BetPlay frente a Alianza. La noticia fue celebrada por la Alcaldía como si se tratara de un logro, cuando en realidad lo que quedó en evidencia fue la falta de planeación, la improvisación y la absoluta incompetencia de los asesores que rodean al mandatario local.

El propio Manuel Parada, asesor de la Alcaldía, anunció con euforia en redes sociales que había “humo blanco” para el uso del estadio. Sin embargo, lo que no explicó fue cómo pretendían saltarse los protocolos técnicos que desde hace años establecen que la gramilla solo puede destinarse a fútbol y, en casos excepcionales, con seis meses de anticipación para recuperarla después de eventos masivos. Ni Beltrán ni sus asesores previeron esa obviedad: se enredaron en sus propias gestiones y volvieron a exponer a Bucaramanga al ridículo nacional.

La Gobernación de Santander, con claridad y firmeza, zanjó el debate. En un comunicado recordó que el estadio es, antes que nada, un escenario de fútbol profesional, y que ningún evento paralelo puede poner en riesgo la inversión pública que ha demandado mantener la gramilla y la infraestructura en óptimas condiciones. En un acierto que merece reconocimiento, la administración departamental ofreció la Plaza de Toros como alternativa, demostrando que sí existen salidas ordenadas y responsables cuando la prioridad es el bien común.

Mientras tanto, Beltrán insiste en distraerse con la guachafita de conciertos, trago y desorden, como si la ciudad no estuviera colapsada en movilidad, inseguridad y desempleo. En vez de dedicarse a garantizar un transporte digno, recuperar el espacio público o mejorar la seguridad en los barrios, la Alcaldía pierde tiempo y credibilidad en peleas absurdas por escenarios que nunca debieron estar en discusión.

La ciudadanía merece un alcalde que gobierne con seriedad, que concentre esfuerzos en solucionar los verdaderos problemas de Bucaramanga y no en proyectos improvisados que solo dejan ruido y frustración.