Indiferencia criminal: el alcalde de Floridablanca José Fernando Sánchez protege al gestor de convivencia Saúl Naranjo que apuñaló a su esposa
El silencio del alcalde José Fernando Sánchez frente al caso de Saúl Duarte Naranjo, contratista señalado de apuñalar a su esposa, es un acto de complicidad que degrada a Floridablanca. Mientras la víctima lucha por su vida, el agresor sigue cobrando honorarios públicos.

Floridablanca vive un momento de indignación y vergüenza. Mientras una mujer lucha por recuperarse tras ser víctima de un brutal ataque con arma blanca, presuntamente perpetrado por Saúl Duarte Naranjo, contratista de la Alcaldía y gestor de convivencia bajo el mando del alcalde José Fernando Sánchez, la administración municipal guarda un silencio cómplice que hiere profundamente a la sociedad.
El hecho es gravísimo: Duarte Naranjo, señalado de agredir a su pareja sentimental, continúa siendo beneficiario de un contrato en la Secretaría del Interior, Seguridad y Convivencia, dirigido por Andrés Ardila. Sin asistir a la Alcaldía, sigue recibiendo honorarios del erario público. En otras palabras, los impuestos de los florideños estarían pagando el sueldo de un presunto agresor de mujeres.
Silencio que indigna
Hasta ahora, ni el alcalde José Fernando Sánchez ni la primera dama del municipio han emitido una sola palabra para condenar el intento de feminicidio que sacude a Floridablanca. La ausencia de un pronunciamiento oficial envía un mensaje desolador: que la vida de las mujeres puede ser ignorada si el acusado es “de la casa” y cuenta con la protección política adecuada.
La falta de acciones inmediatas para suspender el contrato de Duarte y deslindar a la administración de semejante escándalo es un acto de indiferencia inaceptable. Se trata de una degradación institucional que expone a Floridablanca a la vergüenza pública y erosiona la confianza en sus autoridades.
Complicidad institucional
El repudio de la sociedad debe ser unánime. No basta con rechazar el hecho en redes o en la conversación ciudadana: es necesario exigir la suspensión inmediata del contrato, la apertura de investigaciones disciplinarias y una condena firme de parte de las autoridades locales. De lo contrario, el silencio se convierte en complicidad y la institucionalidad termina respaldando a un posible asesino en potencia.

Floridablanca no merece esta degradación
Que un gestor de convivencia, cuya labor era precisamente promover la seguridad y la sana convivencia en el municipio, esté señalado de un ataque de esta magnitud, y que, aun así, conserve su contrato con la Alcaldía, es un insulto a las mujeres, a las víctimas de violencia intrafamiliar y a toda la ciudadanía.
Floridablanca no puede seguir siendo gobernada bajo la indiferencia, el silencio y la complicidad. La sociedad merece respuestas y acciones inmediatas.