Girón celebra su independencia mientras sigue atado al lastre de su historia política reciente
Mientras se exaltan las gestas patrióticas con actos culturales y discursos oficiales, Girón enfrenta una realidad incómoda: décadas de malos gobiernos, promesas incumplidas y un patrimonio histórico que se resquebraja al mismo ritmo que la confianza ciudadana.

Girón conmemora 215 años de independencia del dominio español, pero la celebración ocurre bajo la sombra de una historia política reciente marcada por el clientelismo, la corrupción y el deterioro institucional que contradicen el espíritu libertario de 1810.
Un día como hoy, hace 215 años, Girón se declaraba libre del dominio español. Fue el 30 de julio de 1810 cuando este municipio santandereano, cuna del fervor revolucionario, se sumó al movimiento libertador que empezaba a tomar fuerza en el virreinato de la Nueva Granada. Hoy, esa gesta libertaria se conmemora entre actos culturales, recorridos patrimoniales y teatro popular.
Pero el Girón actual dista mucho de aquel que soñó con la autodeterminación y la soberanía. Porque si algo ha marcado la historia reciente de este pueblo, es la captura de su democracia por redes clientelistas, escándalos de corrupción y un deterioro institucional que contradice el espíritu de aquella independencia.
Una conmemoración con sombras
Mientras la administración municipal invita a “recordar nuestra historia y el orgullo de ser gironeses”, muchos ciudadanos se preguntan: ¿de qué independencia hablamos si la política local ha estado secuestrada por intereses particulares durante décadas?
Basta con revisar los titulares de los últimos años: Girón ha sido epicentro de investigaciones por corrupción, malos manejos presupuestales, licitaciones cuestionadas, e incluso procesos judiciales que han alcanzado a figuras de alta visibilidad. Las promesas de transparencia suelen quedar sepultadas en discursos protocolares y actos simbólicos como los de esta semana.
La independencia que alguna vez se gritó en la plaza principal parece hoy más una pieza de museo que una realidad vivida. Las nuevas generaciones de gironeses crecen en un municipio que, aunque declarado Monumento Nacional, está corroído por la falta de liderazgo ético y por el olvido estatal.
¿Celebrar o reflexionar?
Entre actividades como la “Ruta Patrimonial” o la obra “Girón, 215 años de libertad”, se omite una discusión profunda sobre lo que ha significado para el municipio su reciente historia política: alcaldías sin continuidad, obras inconclusas, falta de planeación urbana, y un patrimonio arquitectónico que se deteriora mientras se maquilla para los turistas.
Es momento de que Girón no solo celebre, sino que haga memoria crítica. Porque rendir homenaje a la independencia implica también exigir una verdadera emancipación del atraso institucional y de la política de favores que ha frenado su desarrollo.
Girón fue libre de los españoles en 1810. Pero aún no es libre del abandono, del clientelismo ni del olvido ciudadano. Y eso también merece una marcha, una ruta y una representación teatral. Pero, sobre todo, merece verdad, justicia y participación.