Floridablanca sigue sumida en el caos vial a pesar del cambio de director de Tránsito

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Floridablanca sigue atascada en el desorden vial y el silencio oficial. Ni los cambios de directores ni las promesas del alcalde José Fernando han logrado sacar a la ciudad del caos que la consume cada día.

Floridablanca sigue sumida en el caos vial a pesar del cambio de director de Tránsito
Otra promesa incumplida de José Fernando Sánchez en Floridablanca
El nombramiento de Jahir Andrés Castellanos como nuevo director de Tránsito y Transporte de Floridablanca llega en medio de un panorama que poco cambia: la ciudad sigue atrapada en trancones, sin controles visibles y con promesas incumplidas por parte del alcalde José Fernando, quien aseguró que pondría “la casa en orden” pero que, dos años después, solo muestra un municipio cada vez más caótico.


La llegada de Castellanos, abogado con trayectoria dentro de la Dirección de Tránsito y reconocido por su paso sindical, se presenta como un intento de oxigenar una entidad que alguna vez fue ejemplo nacional. Sin embargo, la realidad en las calles contradice cualquier discurso optimista: barrios como La Cumbre, El Carmen y la calle 200 llevan meses —incluso años— sin ver un solo alférez en sus vías.

Mientras tanto, la movilidad se deteriora a diario. Los ciudadanos denuncian que la red semafórica sigue llena de fallas, que los operativos brillan por su ausencia y que las vías principales son escenarios de caos constante, con trancones interminables y un desorden que se ha normalizado bajo la administración de José Fernando.

El mandatario, que en campaña prometió recuperar la autoridad vial y devolverle a Floridablanca una Dirección de Tránsito sólida, hoy enfrenta el señalamiento de incumplir sus compromisos. En su gobierno, la entidad no ha logrado articular un verdadero plan de cultura ciudadana, ni establecer estrategias sostenidas de control en la calle. Todo esto mientras las finanzas de la Dirección continúan comprometidas por inconsistencias en la fiducia de multas y deudas heredadas.

Aunque Castellanos llega con el reto de recuperar la confianza institucional, lo cierto es que la crisis trasciende a lo administrativo: es un reflejo de la falta de voluntad política. De poco sirve un cambio en la dirección si el alcalde no respalda con hechos el discurso de orden y autoridad que tanto pregonó. La ciudadanía, cansada de excusas, exige soluciones reales que devuelvan la movilidad y la seguridad vial a un municipio que se desangra en el caos.