Floridablanca “pionera” en salud mental… mientras un gestor de convivencia apuñala a su esposa: la incoherencia del alcalde José Fernando Sánchez
Floridablanca presume ser pionera en salud mental con el programa “Banquillo Amigable”, pero la incoherencia del alcalde José Fernando Sánchez estalla: uno de sus gestores de convivencia está preso por apuñalar a su esposa.
La Alcaldía de Floridablanca anunció con bombos y platillos que el municipio es el primero en Colombia con orientadores comunitarios en salud mental. Pero la noticia llega manchada de incoherencia: mientras se promociona la estrategia “Banquillo Amigable” como ejemplo nacional, uno de los gestores de convivencia contratados por la misma administración está siendo investigado por haber apuñalado en el pecho a su esposa.
La vitrina de la salud mental
El programa, liderado en alianza con la Unab y la Fundación Funegui, capacitó a 25 ciudadanos en primeros auxilios psicológicos, empatía, resolución de problemas y escucha activa. “Somos pioneros no solo a nivel nacional, sino también en Latinoamérica en apostarle a la salud mental desde la comunidad”, aseguró la gestora social Natalia Sánchez.
Los orientadores, según el discurso oficial, estarán en los barrios apoyando a la gente con escucha y acompañamiento. Se habló de pionerismo, de liderazgo internacional y de compromiso con el bienestar emocional.
La realidad que desmiente el discurso
Pero el mismo municipio que presume de cuidar la salud mental de los florideños no fue capaz de blindar su propio equipo de convivencia. Mientras el alcalde José Fernando Sánchez posa en fotos hablando de prevención de violencias, uno de sus hombres cercanos pasó de repartir discursos de paz a intentar asesinar a la mujer que decía amar.
La incoherencia es brutal: ¿cómo hablar de prevención del maltrato cuando un funcionario clave de la administración se convierte en agresor? ¿Cómo pedirle confianza a la comunidad si quienes deberían dar ejemplo son los primeros en mancharse las manos de violencia?
Incoherencia institucional
El mensaje que queda en Floridablanca es demoledor: hay graduaciones, fotos, certificados y discursos de empatía, pero la vida real muestra otra cara. Una ciudad que necesita respuestas frente al aumento de la violencia intrafamiliar recibe, en cambio, una vitrina de “innovación” en salud mental que ya perdió credibilidad por culpa de sus propios protagonistas.
