Floridablanca: ¿Hasta cuándo el silencio ante la violencia callejera?
La muerte de Jonatan Fonseca, mototaxista de 29 años, a plena luz del día en Floridablanca, vuelve a encender las alarmas sobre la violencia creciente en las calles del área metropolitana. ¿Hasta cuándo los crímenes serán solo cifras sin respuestas?

En pleno mediodía, un disparo rompió la rutina del barrio La Trinidad en Floridablanca. Otro joven asesinado en las calles, otra historia silenciada entre las estadísticas. Esta vez, la víctima fue Jonatan Fonseca, un mototaxista informal de 29 años. Su muerte no es un caso aislado, es una alerta que sigue sin respuesta contundente.
La violencia en las calles del área metropolitana no da tregua, y Floridablanca acaba de sumar otro nombre a la lista de homicidios sin resolver. Jonatan Alexander Fonseca Polo, de 29 años, fue asesinado a plena luz del día mientras ejercía su labor como mototaxista informal.
Ocurrió el pasado miércoles hacia las 12:40 p.m. Jonatan acababa de dejar a una pasajera cuando fue abordado por un desconocido. Según las primeras versiones recogidas por la Policía, ambos discutieron. El agresor sacó un arma y le disparó por la espalda. Jonatan intentó huir, pero cayó metros adelante.
Vecinos del barrio La Trinidad, acostumbrados al silencio de las tardes, salieron alertados por el estruendo. “Cuando bajamos, vimos al muchacho tirado. No era de acá, nadie vino a reconocerlo”, contó una residente que prefirió no dar su nombre. La comunidad, aunque conmocionada, ya no se sorprende. “Este barrio era tranquilo. Ya no”, agrega.
El cuerpo de Jonatan quedó tendido en la vía. Vestía bermuda beige y buzo negro. Las autoridades llegaron minutos después, pero ya era tarde. Paramédicos confirmaron que no tenía signos vitales.
El CTI de la Fiscalía recogió las pruebas e incautó la moto de la víctima. Hasta el momento, no se han reportado capturas. La principal hipótesis apunta a un caso de intolerancia, pero las autoridades no descartan otras líneas investigativas.
Más allá del crimen, lo que alarma es la normalización del horror. Floridablanca, Bucaramanga y el resto del área metropolitana parecen resignarse a una cotidianidad donde las balas imponen silencios. Las calles siguen siendo escenario de ajustes de cuentas, intolerancia o quién sabe qué otras disputas.
Y aunque se anuncian planes de seguridad, cámaras de vigilancia y patrullajes, las respuestas siguen llegando tarde. Las víctimas, como Jonatan, siguen sumándose a un relato donde la impunidad pesa más que la justicia.