Floridablanca en llamas y el alcalde de paseo: mientras la ciudad sangra, José Fernando Sánchez brinda con champaña

Noticia validada por AI en varias fuentes

Cuatro asesinados, balazos a la madrugada y un alcalde que brinda en otro barrio. Floridablanca exige urgentemente un gobernante, no un animador de fiestas.

Floridablanca en llamas y el alcalde de paseo: mientras la ciudad sangra, José Fernando Sánchez brinda con champaña
La ineptitud y el caos se apoderaron de Floridablanca
Floridablanca amaneció como una película de terror: cuatro hombres asesinados en pleno asentamiento humano Villa Esperanza, detonaciones a la 1:45 a.m., víctimas con múltiples impactos de bala y la huida de los homicidas entre la vegetación. Es la nueva “joya” del récord de violencia en la ciudad que el alcalde José Fernando Sánchez Carvajal debe gobernar. Pero claro: él no estaba en el barrio. Él estaba en fiesta.

Sí, porque mientras dartazos perforaban el silencio nocturno y los vecinos corrían por sus vidas, el mandatario municipal se entretenía en eventos de protocolo, apariciones mediáticas y promesas vacías. El contraste es tan brutal como ofensivo. Floridablanca se cae a pedazos y Sánchez se dedica al brindis.

Tras el hecho, el alcalde convocó un Consejo Extraordinario de Seguridad y ofreció una recompensa de hasta $50 millones para quien dé información sobre los sicarios. Medidas reactivas, tardías, insuficientes. Porque lo grave no es la promesa de dinero, sino la certeza de que mientras las balas volaban, el alcalde seguía en su mundo.

Según testigos, los atacantes irrumpieron en la zona de El Planchón mientras 20 personas consumían sustancias. Los asesinos dispararon sin compasión. Cinco vainillas calibre 9 mm y una de calibre 38 fueron encontradas en la escena. ¿Y dónde estaba la alcaldía? En otro barrio, con otro brindis.

La Policía Metropolitana apunta a disputas por microtráfico, a grupos dedicados al narcotráfico que han tomado el control de la zona. Mientras tanto, el ciudadano promedio de Floridablanca, asustado y abandonado, se pregunta: ¿hasta cuándo permitiremos que las mafias tengan alcalde de “instalación” y no uno de gobierno?

Y mientras la ciudad exige sin dormir, el alcalde sonríe para la foto. Porque para Sánchez parece suficiente con un hashtag, un evento relámpago y prometer “patrullajes refuerzados”. Pero la realidad dice otra cosa: el gobierno municipal ha fallado estrepitosamente.

Floridablanca no necesita más discursos, necesita manos que trabajen, patrullas que vigilen, comunidades que no tengan que tapar sus cráteres de inseguridad con tablas y rezos. El alcalde, acusado de ser “el rey de las fiestas mientras la ciudad se derrumba”, hoy está más desprestigiado que nunca.