Escándalo por la “chatarra perdida” en Bucaramanga: silencio oficial, enfrentamientos públicos y un hueco millonario
La desaparición de luminarias del sistema de alumbrado público en Bucaramanga podría haber generado un detrimento superior a los $21 mil millones. Las denuncias salpican al entorno cercano del alcalde Beltrán, mientras crecen las dudas, los silencios y los enfrentamientos en público.

Un cartel con una pregunta incómoda desató una acalorada discusión en pleno lanzamiento de obras en Bucaramanga, pero el fondo del asunto es más grave: luminarias retiradas del alumbrado público desaparecieron sin dejar rastro, generando un posible detrimento de más de $21 mil millones.
Durante el acto de lanzamiento de las megaobras del intercambiador de la calle 45 con carrera novena y la ampliación de la vía 2W, celebrado en el Obelisco Mirador del Puente de la Novena, una intervención inesperada del concejal Carlos Parra puso en evidencia un tema que la administración local no ha logrado responder: ¿Dónde está la chatarra?
Parra sostuvo en alto un cartel con la frase “¿Dónde está la chatarra?”, en referencia al material retirado del sistema de alumbrado público —postes, luminarias, bombillas y cables— que, según denuncias ciudadanas y de la Contraloría, habría desaparecido entre 2023 y 2024.
La reacción del público no se hizo esperar. Dos personas increparon al concejal, acusándolo de incoherente y oportunista, por pertenecer al Partido Verde y haber hecho parte de gobiernos anteriores que también enfrentaron denuncias por corrupción. La discusión escaló a gritos, señalamientos y hasta escupitajos, y estuvo a punto de convertirse en una agresión física.
Sin embargo, la pregunta del cartel va más allá de una confrontación política. La Contraloría de Bucaramanga estima que la pérdida de esta “chatarra” representa un detrimento patrimonial superior a los 21.000 millones de pesos, una cifra que pone en entredicho la capacidad de vigilancia de las autoridades y la transparencia de la actual administración.
Los registros señalan que en 2018 se cambiaron 24.000 luminarias de sodio por tecnología LED, en 2019 otras 8.000 y en 2023 se modernizaron parques con 330 postes metálicos y más de 500 luminarias. Todo ese material debía estar almacenado en las bodegas de Alumbrado Público, pero desapareció en octubre de 2024 sin actas de retiro ni reportes oficiales.
El informe preliminar reveló 49 retiros irregulares entre abril y mayo de 2024. Algunas de las bodegas implicadas son la ubicada en la carrera 30 con calle 67, conocida como “La Hormiga”, y otra en el colegio Villas de San Ignacio, en el norte de la ciudad.
Las denuncias salpican a Óscar Ramírez, cuñado del alcalde Jaime Andrés Beltrán, quien también está siendo investigado. Edgardo Herrera, exasesor de la Oficina de Alumbrado Público, aseguró en una entrevista que los retiros fueron coordinados con Ramírez: “Hernán Villamizar me llama un día y me dice: ‘Necesito que autorice sacar un material’. Le hago una pregunta clave: ‘¿Eso es para el hermano de Paula?’ Me contesta: ‘Sí, eso es para el hermano de Paula’”.
A raíz de la controversia, dos funcionarios de infraestructura y de la Gobernación de Santander presentaron su renuncia, entre ellos Jorge García y Hernán Alfonso Villamizar. Sin embargo, el caso sigue sin responsables judiciales ni explicaciones contundentes.
Mientras la administración continúa inaugurando obras y señalando a sus críticos de tener agendas políticas o pasados cuestionables, la ciudadanía exige una respuesta clara. Porque entre tanto escándalo, la pregunta sigue sin respuesta:
¿Y la chatarra?