EMPAS vende humo con obras menores mientras Bucaramanga se hunde en problemas de alcantarillado

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EMPAS maquilla con noticias pagas lo que en realidad son obras mínimas. Bucaramanga no necesita propaganda, sino soluciones de fondo a un sistema de alcantarillado obsoleto que pone en riesgo la salud y la vida de miles de ciudadanos.

EMPAS vende humo con obras menores mientras Bucaramanga se hunde en problemas de alcantarillado
La Empresa Pública de Alcantarillado de Santander (EMPAS S.A. E.S.P.) anunció con bombos y platillos la ejecución de trabajos en los barrios Ricaurte y La Concordia, presentándolos como “avances de modernización”. Sin embargo, lo cierto es que estas intervenciones no son más que paños de agua tibia frente a la profunda crisis del sistema de alcantarillado en Bucaramanga y su área metropolitana.

En Ricaurte, la empresa destaca la reposición de 60 metros lineales de tubería y la construcción de un par de pozos. En La Concordia, hablan de 79 metros adicionales de tubería y la intervención de sumideros. En total, apenas 130 metros de reposición en una ciudad con más de 2.000 kilómetros de redes, la mayoría con décadas de atraso, hundimientos, rebosamientos y riesgos sanitarios.

Mientras los problemas de taponamientos, colapsos en temporada de lluvias y vertimientos a cielo abierto son la constante en Bucaramanga, EMPAS elige destinar recursos a notas pagas que buscan inflar la imagen de su gerente general, César Camilo Hernández, en lugar de asumir con responsabilidad la magnitud de la emergencia estructural que enfrenta la ciudad.

El contraste es indignante: barrios enteros sufren alcantarillados obsoletos, inundaciones cada invierno y aguas residuales corriendo por las calles, pero la empresa presume como “modernización” lo que no pasa de ser un remiendo cosmético para calmar las críticas.

La ciudadanía merece claridad: Bucaramanga necesita un plan integral de renovación de redes, no un desfile de comunicados optimistas que maquillan una realidad que salta a la vista. El problema del alcantarillado no se soluciona con 130 metros de tubería, sino con una gerencia que deje de gobernar desde el ego y enfrente con seriedad el colapso del sistema.