El payaso de la provincia: Juan Manuel Cortés, experto en disfraces y ausente en las tragedias de Santander

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Mientras el Carare se desmorona, Juan Manuel Cortés —el representante que se disfraza para las ferias pero se esconde en las crisis— guarda silencio. Santander no necesita payasos con credencial, necesita líderes con carácter.

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Mientras el barro se traga las vías y los campesinos de Vélez arrastran su ganado entre pantanos para no perderlo, Juan Manuel Cortés, el representante a la Cámara que juró defender a la provincia, brilla por su ausencia. Eso sí, cuando hay feria, tarima o desfile, aparece disfrazado con sombrero y sonrisas falsas, listo para posar en fotos y hablar de “amor por la tierra”. Pero cuando su región más lo necesita, desaparece como por arte de magia.

Hoy la Transversal del Carare se derrumba literalmente. Cientos de familias están incomunicadas, los animales mueren atrapados, los alimentos no llegan, y los municipios sobreviven con energía por horas. El campo clama ayuda mientras el Estado —y sus supuestos representantes— miran para otro lado.

¿Dónde está Juan Manuel Cortés, el mismo que se llenó la boca prometiendo proyectos para Vélez, Cimitarra y Landázuri? ¿Dónde está el congresista que juró no ser “uno más del montón”? Está donde siempre: en el silencio cómodo del oportunista, planeando su próxima candidatura al Senado y esperando que el olvido le sirva de cómplice.

Las comunidades de la provincia del Carare llevan más de diez días rogando por la habilitación de rutas alternas. La UNGRDInvías y la Gobernación se echan la culpa entre sí, mientras los campesinos hacen con palas lo que el Gobierno y los congresistas no hacen con presupuestos multimillonarios. Y en medio del caos, el representante Cortés no ha emitido ni un comunicado, ni una gestión visible, ni una visita al territorio que dice representar.

Qué ironía: el mismo político que posa con botas y ruana para fingir cercanía con el campo, no ha tenido el valor de embarrarse los zapatos para ver de cerca cómo su gente quedó atrapada entre el lodo y la desesperanza. Santander no necesita figurones de tarima, necesita dolientes verdaderos.

Y mientras los gremios, como Camacol, suplican que se incluya a Santander en el CONPES 2026, la secretaria de Infraestructura, Jessica Mendoza, reconoce que el departamento quedó por fuera de los recursos nacionales. La exclusión es un síntoma claro de lo que pasa cuando los congresistas se dedican más a posar que a pelear por los intereses de su región.

Juan Manuel Cortés debería ser el primero exigiendo respuestas al Gobierno Petro, pero su mutismo es ensordecedor. Prefiere cuidar su disfraz de político “bonachón” antes que levantar la voz por el desastre de su tierra.

El Carare se hunde, las veredas están aisladas, los campesinos cargan el peso del abandono, y el representante que juró defenderlos ya anda en campaña para otro cargo. En Santander, ya sabemos cómo se llaman a esos: farsantes de provincia, expertos en discursos, inútiles en gestión.