El hijo de un corrupto llega a la Asamblea, y los Verdes callan: la hipocresía de Danovis Lozano
Danovis Lozano critica a los hijos del coronel Aguilar, pero guarda silencio ante el hijo de un corrupto que hoy comparte su bancada en la Asamblea. Los Verdes de Santander se quedaron sin moral ni coherencia.
Santander vuelve a ser testigo del descaro político disfrazado de renovación. Este martes, Darwin David Vargas Rincón tomó posesión como nuevo diputado de la Asamblea de Santander en representación del partido Alianza Verde, tras la salida obligada de Giovanni Leal, cuya elección fue anulada por inhabilidad.
Vargas no llega solo con su diploma; llega con el peso de una herencia política que en cualquier democracia seria debería causar vergüenza, no aplausos.
Porque sí, el flamante diputado verde no es un rostro inocente ni mucho menos ajeno a la vieja política. Es hijo de un corrupto condenado, un apellido marcado por el clientelismo y los favores de siempre. Y lo más indignante no es su llegada, sino el silencio cómplice de quienes deberían estar denunciando este nuevo episodio de reciclaje político.
Danovis Lozano, el diputado verde que tanto alza la voz contra los hijos del coronel Hugo Aguilar, hoy guarda un silencio sepulcral frente al hijo de un corrupto que se sienta a su lado en la misma bancada. ¿Dónde quedó la coherencia, Danovis? ¿Dónde quedaron tus discursos moralistas y tus denuncias contra los clanes familiares? No se puede posar de defensor de la transparencia cuando se calla ante la podredumbre de casa. Eso se llama hipocresía.
Mientras Lozano posa en redes como el adalid del cambio, su partido Alianza Verde continúa siendo un refugio de contradicciones. En Santander, ya no son los verdes del ambientalismo ni la ética pública; son los verdes del acomodo y el silencio selectivo. Callan cuando el corrupto es amigo, pero gritan cuando es rival.
Vargas Rincón, egresado de la Universidad Industrial de Santander, llega al cargo con 4.629 votos heredados del desorden interno de su partido, no por mérito, sino por reemplazo. Y aunque en su discurso de posesión habló de una “oposición propositiva y firme”, lo cierto es que su presencia solo confirma que la Alianza Verde se ha convertido en una maquinaria más, igual de oportunista que aquellas que antes señalaba.
La salida de Giovanni Leal —anulada por su parentesco con Luz Dana Leal, esposa del prófugo Carlos Ramón González, jefe natural del petrismo verde— dejó en evidencia cómo los clanes familiares siguen enquistados en la política regional, amparados por los mismos que dicen combatirlos.
Santander no necesita más herederos del poder ni hijos de la corrupción. Necesita dignidad, coherencia y una oposición que no se derrita en sus propias contradicciones. Pero mientras los Verdes callan ante los suyos y se indignan solo por conveniencia, su discurso se vacía y su credibilidad se desploma.