El engaño de la circular roja: a Carlos Ramón González nadie lo busca, pese al escándalo de la UNGRD
La circular roja contra Carlos Ramón González no existe: es un espejismo mediático que encubre impunidad. Mientras tanto, el exdirector del Dapre sigue intocable en el mayor escándalo de corrupción de la UNGRD.

El país fue bombardeado con titulares sobre una supuesta circular roja de Interpol contra Carlos Ramón González, exdirector del Dapre e implicado en el gigantesco escándalo de corrupción de la UNGRD. Pero la verdad es otra: no existe persecución internacional, no hay orden en firme y, en la práctica, González sigue libre mientras la opinión pública es manipulada con anuncios vacíos.
El Ministerio de Defensa, en un oficio del 4 de septiembre enviado al presidente de la Red de Veedurías, Pablo Bustos, confirmó lo que ya era un secreto a voces: la circular roja solicitada por Colombia no ha sido emitida. Lo único que existe es un mensaje remitido el 6 de agosto al Grupo Especializado en Notificaciones y Difusiones de la Secretaría General de Interpol, en Lyon (Francia), para preguntar por el estado de la solicitud.
La respuesta de Interpol fue contundente: el requerimiento aún está “en examen jurídico”, evaluando si cumple con el estatuto y las normas de la organización. Es decir, a estas alturas no hay orden internacional de captura. Más grave aún, el pasado 7 de julio ese mismo grupo había pedido a la Justicia colombiana ampliar la información sobre González, lo que demuestra que el trámite ni siquiera está completo.
El discurso oficial de persecución internacional se cae a pedazos. Mientras en medios y escenarios políticos se ha vendido la idea de que González estaba en la mira de Interpol, la realidad es que ni siquiera se han cumplido los requisitos básicos para que se active el mecanismo. Estamos frente a un engaño deliberado, donde se usa la figura de la “circular roja” como espectáculo mediático, sin que exista respaldo jurídico real.
El caso pone en evidencia la debilidad del Estado frente a los grandes responsables del desfalco de la UNGRD. Mientras contratistas menores y funcionarios de bajo perfil enfrentan procesos, quienes estuvieron en la cúpula del poder —como González— parecen protegidos por la ineficiencia y la dilación. La impunidad se disfraza de trámites interminables y circulares que jamás llegan.
No es un detalle menor: una circular roja de Interpol no es automática ni se emite por voluntad política. Requiere documentación completa, órdenes judiciales firmes y pruebas sólidas. En este caso, el Estado colombiano aún no ha cumplido ni lo mínimo, lo que deja abierta la pregunta: ¿se trata de negligencia o de un cálculo político para prolongar la libertad de un hombre clave en la red de corrupción?
La historia de Carlos Ramón González no es la de un fugitivo internacional, sino la de un político hábil, con conexiones profundas, que sigue moviéndose bajo el paraguas de la impunidad. Y cada día que pasa sin que se active una circular roja real, la confianza en las instituciones se erosiona aún más.