¡El colmo! En Barrancabermeja la gente prefiere dejar morir a un enfermo antes que ganarse una fotomulta

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En Barrancabermeja las fotomultas se volvieron más temidas que la muerte. Conductores inmóviles, ambulancias atrapadas y autoridades que parecen no entender que la gente ya no obedece por respeto, sino por miedo.

¡El colmo! En Barrancabermeja la gente prefiere dejar morir a un enfermo antes que ganarse una fotomulta
Lo que pasa en Barrancabermeja parece una parodia de país: las ambulancias quedan atrapadas entre carros inmóviles porque los conductores, aterrados por las cámaras de fotodetección, prefieren no moverse “por si acaso les llega el comparendo”.


El capitán Alexander Díaz, comandante de los Bomberos, lo dijo con toda la crudeza: “la comunidad tiene miedo de ser multada por darle paso a una ambulancia o a un carro de bomberos”. Una frase que retrata la confusión absurda que ha sembrado el negocio de las fotomultas: la gente ya no distingue entre cumplir la ley y salvar una vida.

El caos es tal, que los vehículos de emergencia quedan atrapados en puntos críticos como el As de Copas, donde cada minuto de duda puede significar una vida perdida. Todo por culpa de un sistema que convirtió el tránsito en una trampa recaudatoria y la solidaridad ciudadana en un riesgo económico.

La escena se repite una y otra vez: suena la sirena, la gente se mira, nadie avanza. Nadie quiere ser el “bobo” que ayude y luego reciba una multa injusta. Es el retrato de un país en el que las normas superan al sentido común, y donde los gobiernos locales parecen más interesados en llenar los bolsillos del contratista de las cámaras que en educar a la ciudadanía.

El colmo es que el propio director de Tránsito de Barrancabermeja, César Guzmán, tuvo que salir a aclarar que “dar vía a una ambulancia no genera comparendo”.
¿Y por qué tiene que aclararlo? Porque la pedagogía fue reemplazada por el miedo. Nadie explicó nada, solo instalaron las cámaras y empezaron a recaudar.

Así estamos: ciudadanos petrificados por el temor al cobro, mientras las ambulancias se quedan varadas con sus sirenas encendidas, rogando que alguien recuerde que antes de la multa, está la vida.