El alcantarillado de Vélez avanza más lento que un burro en subida
En Vélez el alcantarillado avanza a paso de tortuga y a ritmo de excusa: diez años, $35 mil millones y un solo obrero para tapar el hueco de la desidia.
El Plan Maestro de Alcantarillado de Vélez parece condenado a convertirse en una novela por entregas. Diez años después de su inicio, la promesa de tener un sistema moderno para las aguas residuales sigue empantanada —literalmente— entre retrasos, excusas y zanjas abiertas.
El alcalde Orlando Ariza, con evidente frustración, encontró en su última visita a la obra un panorama desolador: una calle abierta, una pala tirada y un solo trabajador tratando de tapar el hueco. “En la calle 6, donde está el corazón del comercio, hay más perros que obreros”, se le escuchó decir con ironía.
A la lentitud del contratista se suma la desconfianza ciudadana. Los vecinos, cansados de promesas incumplidas, ya no creen en los plazos ni en los cronogramas de papel. En varias ocasiones se han negado a dejar pasar las máquinas, convencidos de que detrás de cada tubo hay otro engaño.
El proyecto, financiado por la Esant con una inversión de más de $35 mil millones, debería estar terminado en el primer semestre de 2026. Pero con un avance apenas del 70 %, ni los más optimistas creen que se cumpla el plazo. “Esto va tan despacio que el agua sucia se seca antes de llegar a la tubería”, comentó un comerciante del centro, entre risas y resignación.
El plan que prometía modernizar el alcantarillado de Vélez se ha convertido en un símbolo del estancamiento administrativo: un proyecto millonario donde la paciencia de los ciudadanos ya se agotó y las obras, sencillamente, no fluyen.
