¿Dónde está la chatarra? Concejo de Bucaramanga destapa escándalo mientras el alcalde guarda silencio
Mientras la Alcaldía evade responsabilidades y no presenta registros claros, las denuncias penales y posibles hallazgos fiscales por $23 mil millones ponen en jaque la versión oficial. ¿Quién se robó la chatarra de Bucaramanga?

El Concejo de Bucaramanga debatirá este jueves la presunta desaparición de toneladas de chatarra del alumbrado público. El concejal Carlos Parra lidera el control político, mientras el alcalde Jaime Andrés Beltrán guarda silencio frente al escándalo que ya investiga la Fiscalía.
En medio del creciente escándalo por la presunta desaparición de luminarias, postes y toneladas de chatarra del alumbrado público, el Concejo de Bucaramanga abrirá este jueves 31 de julio un debate de control político que promete sacudir los cimientos de la administración municipal.
El debate fue impulsado por el concejal Carlos Parra, quien se ha convertido en una de las voces más firmes contra la opacidad y el silencio de la Alcaldía. Parra no solo logró poner el tema en la agenda del Concejo tras meses de insistencia, sino que ha liderado un proceso riguroso de indagación y seguimiento al paradero del material desaparecido, incluso utilizando imágenes satelitales y trabajo de campo.
“Vamos a verificar si lo que dice el alcalde —que la chatarra está ahí— es cierto. Hay fotografías, registros, y versiones que contradicen sus afirmaciones. Y si se confirma lo contrario, no vamos a permitir que esto se tape”, afirmó Parra, visiblemente molesto por la falta de respuestas.
La gravedad del caso ya está en manos de la Fiscalía y la Contraloría, que advirtieron posibles hallazgos fiscales por más de $23 mil millones. El material, que incluye luminarias de sodio, halógenas, postes metálicos y otros elementos con valor comercial, estaba almacenado en bodegas oficiales como La Hormiga y el colegio Villas de San Ignacio. Hoy, de ese material no hay rastro.
Sin embargo, mientras los organismos de control avanzan, el alcalde Jaime Andrés Beltrán y su círculo más cercano han optado por el silencio y la evasión. Beltrán ha dicho que su administración no recibió inventario alguno y que no hay responsabilidad de su parte. Pero las denuncias penales, los indicios de vehículos involucrados en la sustracción y las omisiones del gobierno local cuentan otra historia.
“La actitud del alcalde es cómplice. Su silencio y el de su familia, que ha controlado con puño de hierro parte de la contratación municipal, huele más a encubrimiento que a ignorancia. Ya no es posible tapar el sol con un dedo”, manifestó un ciudadano.
La sesión del Concejo promete ser un parteaguas. Están citados funcionarios clave de Infraestructura, Bienes y Servicios, y Control Interno. Y será allí donde el Concejo —o al menos los sectores que aún creen en la rendición de cuentas— exigirán lo que el despacho de Beltrán no ha querido ofrecer: respuestas claras, pruebas reales y sanciones para los responsables.
En Bucaramanga, la chatarra no solo se perdió: amenaza con oxidar la confianza pública.