Cuatro años de silencio y ahora un show legislativo: la representante Erika Tatiana Sánchez quiere posar de heroína con un proyecto que llega tarde y vacío

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Cuatro años de inacción no se borran con un proyecto oportunista. Erika Tatiana Sánchez fracasó como representante y hoy pretende disfrazar su vacío político con titulares. Santander no olvida su silencio.

Cuatro años de silencio y ahora un show legislativo: la representante Erika Tatiana Sánchez quiere posar de heroína con un proyecto que llega tarde y vacío
La representante a la Cámara por Santander, Erika Tatiana Sánchez Pinto, intenta vender como “histórico” un proyecto de ley sobre abusos sexuales en contextos religiosos, cuando en realidad su paso por el Congreso ha estado marcado por la irrelevancia. Cuatro años sin resultados para los santandereanos y ahora aparece con una propuesta oportunista que huele más a campaña que a compromiso real.

La representante Erika Tatiana Sánchez se presenta como adalid de las víctimas con la radicación de un proyecto de ley para investigar abusos sexuales en contextos religiosos. Sin embargo, el balance de su gestión legislativa en estos años es desolador: ni una gran reforma, ni un proyecto de impacto regional, ni un resultado concreto que haya transformado la vida de los ciudadanos de Santander.

En cuatro años, los campesinos, estudiantes, empresarios y comunidades de su departamento no han visto en Sánchez a una líder activa, sino a una congresista ausente, sin agenda territorial, sin defensa de los intereses regionales y sin capacidad de gestión frente a los problemas estructurales de Santander: el desempleo, la inseguridad, la crisis hospitalaria, el abandono de las vías terciarias, el desangre de la corrupción. Nada de eso aparece en su historial legislativo.

Ahora, en un evidente cálculo político, busca ganar titulares con un tema sensible —el abuso sexual en entornos religiosos— para posar de valiente cuando en realidad ha sido invisible. ¿Dónde estuvo Sánchez cuando la minería ilegal devastaba el páramo de Santurbán? ¿Dónde estuvo cuando Bucaramanga y el área metropolitana colapsaban por falta de obras viales? ¿Dónde estuvo cuando las madres cabeza de hogar clamaban por apoyo en medio de la pandemia? La respuesta es clara: ausente.

El proyecto que hoy presenta no es malo en su esencia —toda protección a las víctimas es necesaria—, pero su liderato carece de credibilidad porque viene de una congresista que no ha demostrado carácter ni eficacia. Es un intento desesperado por lavarse la cara después de un cuatrienio perdido, un show legislativo que busca titulares de prensa, no soluciones de fondo.

La indignación en Santander es creciente: se trata de una congresista que nunca defendió a su gente, que no ha entregado resultados palpables, y que ahora, cuando su periodo está a punto de expirar, pretende colgarse de un proyecto para posar como referente ético. Pero la gente ya no come cuento: la política no se mide por discursos grandilocuentes, sino por resultados concretos, y en eso Erika Tatiana Sánchez Pinto ya está liquidada.

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