Cristian Avendaño vuelve a quejarse, pero Santander sigue esperando resultados

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El representante Cristian Avendaño volvió a quejarse por la Variante de San Gil, pero su gestión sigue sin mostrar resultados. En Santander, ya lo ven como el congresista de la quejadera: mucho ruido, cero soluciones.

Cristian Avendaño vuelve a quejarse, pero Santander sigue esperando resultados
El representante a la Cámara Cristian Danilo Avendaño Fino volvió a hacer lo que mejor sabe: quejarse. Esta vez, su blanco de críticas fue la Procuraduría General de la Nación, tras el archivo de la investigación por los retrasos en la Variante de San Gil.

Sin embargo, más allá de su habitual tono airado, la gente en Santander ya se pregunta: ¿cuál es el verdadero aporte de este congresista más allá del escándalo y los videos de indignación?

Avendaño, recordado por su eterna pose de “fiscal del pueblo”, lleva años prometiendo resultados que nunca llegan. En cuatro años de curul, no ha logrado destrabar ni una sola obra, ni sacar adelante un proyecto concreto para el departamento. Cada semana aparece denunciando algo distinto —la variante, el peaje, el acueducto, el Invías, el presidente, los contratistas—, pero en la práctica, su gestión legislativa brilla por su ausencia.

Esta vez, el congresista se mostró “indignado” porque la Procuraduría archivó la investigación sobre los 183 mil millones de pesos destinados a la Variante de San Gil. Asegura que presentó quejas, que hizo seguimiento, que envió cartas. Pero el resultado, como siempre, es el mismo: nada pasó. Ni avances, ni sanciones, ni soluciones.

Mientras tanto, el proyecto vial sigue empantanado y los sangileños continúan atrapados en trancones, esperando una obra que se prometió hace una década. Avendaño, en lugar de articular soluciones o liderar desde el Congreso gestiones efectivas ante el Ministerio de Transporte, parece más concentrado en mantenerse vigente en redes sociales a punta de quejadera.

Los santandereanos, cada vez más cansados de los discursos sin resultados, ya no le creen. “Ese señor solo sabe gritar en cámara, pero no consigue nada”, dice un comerciante de San Gil que asegura haber visto pasar tres gobiernos, dos contratistas y decenas de promesas sin que la famosa variante se haga realidad.

En Bucaramanga, la percepción es la misma: Avendaño se ha vuelto un político más preocupado por el show que por la gestión. Y lo cierto es que en cada debate, su discurso suena igual: indignación, denuncias, acusaciones… pero cero soluciones.

Santander necesita menos discursos de furia y más resultados. Mientras el representante sigue alzando la voz contra todos, el tiempo pasa y las obras siguen igual: paradas, inconclusas y olvidadas. Al final, la gente ya no distingue si su grito es por compromiso o simplemente por costumbre.