Cabalgata en Sabana de Torres termina con la muerte de un caballo: silencio y negligencia oficial
La muerte de un caballo en plena feria de Sabana de Torres no fue un accidente aislado, sino la consecuencia de una Alcaldía que organiza espectáculos sin garantías de bienestar animal y que hoy se lava las manos con comunicados tibios.

La muerte de un caballo durante las ferias y fiestas de Sabana de Torres no solo dejó indignación en la comunidad, sino que volvió a poner en evidencia la falta de control y responsabilidad de la Alcaldía y de los organizadores del evento.
Mientras la administración se apresuró a aclarar que el hecho ocurrió “fuera del recorrido oficial” y que la responsabilidad recaía en el jinete, los ciudadanos y defensores de animales se preguntan: ¿de qué sirve el despliegue institucional, las revisiones y las supuestas recomendaciones si al final un animal muere en medio de la sobrecarga y el estrés de una cabalgata que nunca debería haberse realizado en esas condiciones?
El comunicado oficial del alcalde, lejos de asumir responsabilidades, se convirtió en un acto de evasión. La administración insiste en que el plan de desarrollo incluye “estrategias de protección animal”, pero en la práctica, nada de eso evitó que un caballo colapsara en plena vía, frente a la mirada de decenas de personas. ¿De qué sirve un plan de papel cuando en la realidad se sigue permitiendo el uso indiscriminado de animales en eventos masivos sin garantías de bienestar?
La indignación no es gratuita: un municipio que promueve el “cuidado animal” no puede a la vez organizar espectáculos donde los caballos son sometidos a largas jornadas de esfuerzo, bajo altas temperaturas, en medio de la bulla y el desorden de las fiestas. Resulta incoherente —y hasta cínico— que la administración intente desligarse de lo ocurrido, como si la organización de la cabalgata no fuera parte de sus decisiones.
Lo que pasó en Sabana de Torres no es un accidente aislado, es la consecuencia directa de la falta de controles serios, del desinterés institucional y de un modelo de feria que sigue viendo a los animales como entretenimiento y no como seres que merecen respeto.