Bucaramanga: tan grave la Alcaldía que ahora la maneja el director de Desastres
Bucaramanga ya no se gobierna: se administra como si fuera un desastre natural. Tras la caída de Beltrán, el nuevo alcalde encargado es el director de Desastres, metáfora perfecta del colapso institucional de la ciudad
El colapso político de Bucaramanga llegó a tal extremo que el propio título del nuevo alcalde encargado parece un chiste cruel de la realidad: Eduard Jesús Sánchez Ariza, director de la Oficina de Gestión del Riesgo de Santander, es quien asume las riendas de la ciudad tras la caída de Jaime Andrés Beltrán por doble militancia.
Sí, leyó bien: Bucaramanga está tan vuelta nada, que para gobernarla nombraron a un experto en desastres.
Beltrán, el primer destituido en pleno mandato
La Sección Quinta del Consejo de Estado anuló su elección por apoyar candidatos de partidos distintos al que lo avaló, un fallo que lo convirtió en el primer alcalde destituido en pleno ejercicio en Bucaramanga. Con pruebas audiovisuales y registros de campaña, el tribunal tumbó al predicador convertido en político, que hasta el último minuto se aferró a su silla alegando tutelas y transmisiones en vivo.
Pero la notificación oficial llegó a la Gobernación, y con ello, la caída definitiva.
El colmo del absurdo
Que el reemplazo sea el director de Desastres es la metáfora perfecta: Bucaramanga no tiene gobierno, tiene una emergencia. Como si fuera una ciudad devastada por un terremoto, un huracán o una avalancha, la capital santandereana ahora requiere un “gestor del caos” que intente mantenerla a flote mientras convocan elecciones atípicas.
El mensaje es brutal: Bucaramanga ya no se gobierna, se administra como si fuera un desastre natural.
Una ciudad al borde del colapso
La movilidad hecha trizas, Metrolínea agonizando, las finanzas del municipio en rojo, la inseguridad disparada y el espacio público desbordado. Ninguna agenda estratégica, ningún norte político: solo improvisación. Por eso, el nombramiento parece casi un acto de sinceridad: la Alcaldía es un desastre, y la dirige un director de Desastres.
Lo que no está claro es si Sánchez Ariza podrá con el reto o si Bucaramanga terminará confirmando lo que todos sospechan: que esta ciudad está condenada a ser gobernada como un incendio que se apaga con baldes de agua mientras arde entera la estructura.