Barrancabermeja bajo fuego: entre el silencio de las autoridades y el dominio de los armados

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El brutal asesinato de Carolín Alejandra, de 16 años, revela el dominio de estructuras armadas en Barrancabermeja y el silencio de las autoridades frente a una ciudad que se desangra.

Barrancabermeja bajo fuego: entre el silencio de las autoridades y el dominio de los armados
Los delincuentes no dejan respirar Barrancabermeja
Carolín Alejandra Vitola Cuello, de 16 años, fue hallada sin vida en un paraje del asentamiento Centenario en Barrancabermeja. El cuerpo presentaba impactos de bala y signos de mutilación. A dos meses del crimen, no hay capturas ni avances en la investigación.

Por Voz Oriente – Investigación especial

Barrancabermeja, Santander.
A Carolín Alejandra Vitola Cuello no solo la asesinaron. También la mutilaron. Los sicarios no se conformaron con dispararle dos veces en el rostro. Tras arrebatarle la vida, cercenaron sus brazos y pies. Su cuerpo fue abandonado en un paraje boscoso del asentamiento humano Centenario, en los límites del Puerto Petrolero, donde la comunidad admite que el control territorial lo ejercen grupos armados ilegales. Las autoridades del Magdalena Medio, sin embargo, insisten en negarlo.

El crimen ocurrió el pasado 7 de mayo. Han transcurrido dos meses y aún no se han recuperado las extremidades de la menor. Tampoco hay capturas. Ni una sola respuesta. Para su madre, la ausencia y la injusticia son parte de un infierno que no termina.

A Carolín Alejandra la mataron peor que a un perro. En todo este tiempo no ha pasado nada con su caso. Ya se olvidaron de ella, de mi niña…”, dice la mujer, cuya identidad se reserva por seguridad. Tiene otra hija y vive con el temor que consume a muchas madres en Barrancabermeja: ser la próxima víctima.

En su pequeña casa, entre el calor sofocante y la amenaza constante, esta madre revuelve lo poco que le queda de su hija: una prenda, un cuaderno, un perfume a medio usar. “A veces, repaso lo que me quedó como quien lanza una atarraya en busca de un recuerdo”, confiesa.

❝ La inocencia como condena

Carolín Alejandra tenía 16 años. Había abandonado el colegio dos años atrás, cuando cursaba octavo grado en la Institución Educativa El Castillo. Se dijo que fue por bajo rendimiento. Debía regresar al año siguiente, pero no volvió.

Ella confiaba en la gente. Su mente era como la de una niña de 10 años, por la inocencia que tenía. De ella se dicen muchas cosas. Pero para mí, siempre será una niña buena, que amaba el reguetón, la pasta con pollo y los abrazos largos”, dice su madre. La adolescente había ganado una medalla de plata en una competencia regional de taekwondo.

Hay quienes afirman que cayó en malas compañías. Que se vio arrastrada por dinámicas de calle, tal vez por necesidad, tal vez por vulnerabilidad. Nadie lo puede confirmar. Lo que sí es seguro es que su muerte —dolorosa, cruel y sin justicia— resume la decadencia de una ciudad que, desde hace años, flota en un clima de miedo.

🔪 Una ciudad en la que nadie duerme tranquilo

El asesinato de Carolín Alejandra no es un hecho aislado. Es un síntoma. En lo que va de 2024, Barrancabermeja ha registrado 93 homicidios, consolidándose como una de las ciudades intermedias con mayor tasa de asesinatos del país. En 2023 se reportaron 122. En 2024, la cifra subió a 161. Eso representa un aumento del 31%.

Con una tasa actual de 66 homicidios por cada 100.000 habitantes, es la cifra más alta en la última década. En promedio, una persona es asesinada cada 50 horas en Barrancabermeja.

Los testimonios abundan, pero todos piden anonimato. “Uno sale en la noche y lo que ve es una ciudad guardada. Las calles están solas, la gente tiene miedo. Hace poco, estaba con un amigo en un parque. De repente, pasaron en moto y dispararon contra un local. Salimos corriendo. No nos pasó nada, pero ya uno lo piensa dos veces para quedarse afuera”, dice un joven del sector comercial.

🧨 Extorsión como modelo de negocio

La violencia en Barrancabermeja no solo se manifiesta en los homicidios. La extorsión es otra cara del mismo monstruo. Las estructuras armadas han perfeccionado una economía del miedo: cobran por seguridad, amenazan con listas, disparan contra fachadas de negocios, incendian locales.

En lo que va del año, se han registrado 78 denuncias formales por extorsión. No obstante, empresarios aseguran que esa cifra es mínima frente a la realidad. “El subregistro puede ser 50 veces mayor”, dice un líder gremial. “En Barrancabermeja, todos están siendo extorsionados: desde los grandes contratistas hasta la señora que vende empanadas”.

El testimonio de un empresario es revelador: “Una mañana, en el puente Guillermo Gaviria, se montó un retén armado. Tenían lista en mano. Verificaban quién había pagado y quién no. Todo a plena luz del día”.

💣 El miedo que paraliza la economía

Muchos negocios operan ahora a puerta cerrada. Otros se han visto obligados a trasladarse o cerrar. Las llamadas amenazantes no distinguen rubro: restaurantes, ferreterías, tiendas de barrio. La cuota exigida varía entre $200.000 y $2.000.000 mensuales. Quien no paga, es objetivo militar.

He tenido que bloquear todos los teléfonos que aparecen en Cámara de Comercio. Hace un año no recibo llamadas en mis líneas oficiales. El mercado se nos cerró por cuenta de la inseguridad”, dice otro empresario. Los domicilios son acosados, las gerentes amenazadas. El aparato productivo está bajo asfixia.

Incluso, han surgido "fronteras invisibles". Un empresario reportó que no puede visitar su propio predio en una comuna de la ciudad, porque la zona está controlada por una estructura criminal. En sus registros contables lo considera "activo perdido por violencia".

📉 La ciudad en disputa

Detrás de esta oleada están nombres conocidos. Según la Corporación Credhos, en Barrancabermeja operan al menos dos estructuras armadas principales: las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) o Clan del Golfo, y una organización liderada por alias Marihuano, presuntamente desde prisión.

Estas estructuras no solo compiten por el microtráfico. También controlan la extorsión, el tránsito de armas, y la vida cotidiana en seis de las siete comunas de la ciudad. Las autoridades lo niegan. Los habitantes lo confirman con sus silencios.

Alias Marihuano, incluso, envió una carta a la Diócesis de Barrancabermeja pidiendo mediar diálogos regionales de paz. También desmintió tener vínculos con otras disidencias. El Gobierno aún no responde.

🛡️ ¿Y el Estado?

Frente a este panorama, el Estado intenta reaccionar. El pasado 9 de julio se realizó un consejo de seguridad con presencia de altos mandos militares y policiales. Se anunció una recompensa de hasta $50 millones por información que lleve a capturas. También se activaron operativos conjuntos entre Ejército y Policía.

El Gaula Militar llegó al Magdalena Medio. Se han hecho 28 capturas. Pero también hay limitaciones: no cuentan con sede propia, solo reciben 70 galones de gasolina al mes, y las órdenes judiciales demoran hasta 25 días. El margen de maniobra es mínimo frente al poder territorial de los grupos armados.

🔚 Una ciudad que no se rinde, pero que sangra

Barrancabermeja no está derrotada. La Diócesis, organizaciones sociales, comerciantes y líderes siguen promoviendo iniciativas de paz, festivales de vida, y rutas de denuncia. La Alcaldía ha pedido autorización para establecer diálogos urbanos.

Pero mientras crímenes como el de Carolín Alejandra sigan sin respuesta, mientras las autoridades insistan en negar lo que es evidente, y mientras el miedo sea la norma, el Puerto Petrolero seguirá siendo una ciudad sitiada por el silencio.