“Aquí no, señores: Santander se respeta” El pueblo frenó el intento de invasión disfrazado de asamblea campesina en la vía a Bogotá

Noticia validada por AI en varias fuentes

El intento de invasión disfrazado de asamblea campesina fue frenado por la comunidad. Santander mostró carácter: aquí no se aceptan imposiciones ni manipulaciones políticas.

“Aquí no, señores: Santander se respeta” El pueblo frenó el intento de invasión disfrazado de asamblea campesina en la vía a Bogotá
Lo que se vendió como una “asamblea campesina” terminó siendo un intento torpe y provocador de ingreso masivo a tierras de la provincia Comunera. En Santander no se juega con eso: la gente reaccionó con coraje, defendió su territorio y dejó claro que aquí no se permiten invasiones disfrazadas de reuniones políticas.

Desde el mediodía del lunes 13 de octubre, más de 250 personas llegaron en buses desde Norte de Santander, Boyacá, Cesar y otras regiones, asegurando que asistirían a un encuentro “por la reforma agraria y los derechos campesinos”. Sin embargo, su presencia generó alarma: traían plásticos, herramientas y alimentos para acampar varios días en predios ajenos. Los rumores corrieron como pólvora: “van a invadir”, “vienen a quedarse”, decían los vecinos.

Las comunidades de Palmas del Socorro y Confines no esperaron a que los hechos se consolidaran. Se organizaron, salieron a las carreteras y les cerraron el paso. “Aquí no van a montar cambuches ni a quedarse en nuestras fincas. Si quieren reuniones, háganlas en su tierra, no en la nuestra”, gritaban algunos habitantes que, con palos y piedras, marcaron el límite de la paciencia.

El alcalde de Palmas de El Socorro, Jorge Caballero Rodríguez, explicó que se trató de una situación tensa: “Se intentó garantizar el derecho a la protesta, pero la gente ya no cree en esos cuentos. Santander ha visto demasiadas ‘asambleas’ que terminan en invasiones. La comunidad reaccionó antes de que fuera tarde”.

El propio gobernador Juvenal Díaz Mateus fue contundente:

“Santander se respeta. Llegaron buses con personas que querían invadir terrenos y la comunidad los sacó. Lo más preocupante es que algunos funcionarios del Ministerio del Interior pretendían regañar a la gente por defender su territorio. Los derechos humanos son para todos, también para quienes trabajan la tierra legalmente”.

La escena terminó en la madrugada del martes. Los supuestos campesinos —que decían ser defensores del agua y la tierra— tuvieron que caminar de noche, entre abucheos, hasta llegar a El Socorro, donde fueron embarcados en buses hacia Bucaramanga.

El trasfondo político

Detrás de esta movilización hay más de lo que parece. Fuentes locales señalaron que varios de los organizadores son conocidos activistas del Pacto Histórico y antiguos militantes de organizaciones cercanas a las Farc, quienes habrían promovido la idea de una “asamblea regional” sin informar a las autoridades locales.

“Esto no era una reunión de campesinos de la zona. Eran forasteros, muchos ni sabían dónde estaban. Venían con un libreto político. Nos querían montar otra invasión, pero se equivocaron de departamento”, afirmó un líder comunal de Confines.

Una comunidad en pie de defensa

Los habitantes de la provincia Comunera demostraron que Santander no se deja imponer agendas foráneas. La reacción civil fue espontánea, firme y legítima. En menos de 12 horas, la comunidad expulsó a los invasores y envió un mensaje que retumbó en todo el país: aquí no hay espacio para el desorden ni para los discursos disfrazados de protesta.

Mientras tanto, las organizaciones de derechos humanos salieron a victimizar a los invasores, acusando de “hostigamiento” a la Fuerza Pública y a los pobladores que defendieron sus tierras. Una narrativa absurda cuando fue precisamente la comunidad la que evitó un problema mayor.

Santander habló fuerte:
“En nuestra tierra no se meten. Aquí no, porque aquí la gente trabaja, produce y respeta. El que venga a sembrar desorden, que recoja rápido y se devuelva.”