Alcalde Emiro Cañizares y Secretario de Tránsito Enrique Armando Noguera son cómplices del descaro: permiten que alféreces impongan comparendos falsos sin castigo

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Emiro Cañizares y Enrique Armando Noguera son responsables del caos vial y la impunidad en Ocaña: permiten que alféreces impongan comparendos falsos, mientras los ciudadanos quedan atrapados en su indiferencia política.

Alcalde Emiro Cañizares y Secretario de Tránsito Enrique Armando Noguera son cómplices del descaro: permiten que alféreces impongan comparendos falsos sin castigo
Ocaña vive un bochorno institucional: alféreces están robando indiscriminadamente a los ciudadanos con comparendos falsos, amparados por la complacencia del alcalde Emiro Cañizares Plata y del Secretario de Movilidad y Tránsito, Enrique Armando Noguera. La complicidad de ambos funcionarios es tan clara que ya raya en la corrupción descarada.

La indignación es generalizada. Ciudadanos relatan cómo alféreces vestidos de autoridades sacan partes de tránsito sin fundamento, componen comparendos a discreción, y luego son refrendados por la inspectora de policía que, en lugar de proteger a la comunidad, actúa como encubridora. ¿Por qué el alcalde Emiro Cañizares y Enrique Armando Noguera no caen sobre esos uniformados con la misma vehemencia que persiguen infractores de tráfico comunes?

Estos alféreces serían operadores de corrupción discreta: entregan comparendos sin conductores presentes, con fechas o lugares alterados; son reportes que llegan a los domicilios de ciudadanos honrados y generan miedo y desconfianza. Pero hasta el momento ninguna investigación seria se ha activado contra estos abusos. En cambio, todo apunta a que tanto el alcalde como su secretario, Enrique Armando Noguera, toleran y permiten estas prácticas al menos tacitamente.

¿Difieren los criterios de control cuando el abusador lleva insignia y uniforme? Parece que sí. Porque cuando los alféreces imponen multas injustas, pocos recursos sirven; los afectados terminan pagando y se les coarta su libertad sin que media palabra sea escuchada. Sin embargo, si el infractor es un civil o comerciante, la meticulosidad del secretario Noguera y del alcalde para exigir corrección y rigurosidad aparece sin vacilar.

Esta doble moral es intolerable. El cargo de alcalde no le confiere inmunidad para permitir abusos institucionales; es su deber erradicarlos. Y el Secretario de Movilidad y Tránsito, como cabeza técnica del área, tiene la obligación de asegurar que los procedimientos de tránsito sean objetivos, veraces y justos. Haber negociado la tolerancia de la inspectora de policía para validar partes falsos convierte a Noguera en un cómplice silencioso de esta corrupción de baja intensidad pero alto coste para los ciudadanos.

Es hora de que la comunidad se arme de valentía y exija responsabilidades. Violaciones so pretexto de autoridad —sea civil o militar— no pueden quedar sin sanción. Si el alcalde y su secretario no actúan, están eligiendo ignorar el sufrimiento de su gente a cambio de mantener un estado de impunidad para los suyos.

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