Ahora sí nos jodimos: La economía de Santander se hunde mientras el Gobierno Petro mira para otro lado

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La Transversal del Carare y la vía Bucaramanga–Bogotá están en crisis. Sobreprecios logísticos, agro en riesgo, comunidades en aislamiento. El Gobierno dice que ve, pero Santander exige que haga.

Ahora sí nos jodimos: La economía de Santander se hunde mientras el Gobierno Petro mira para otro lado
La vía que conecta a Bucaramanga con Bogotá —la Ruta 45A— y la histórica Transversal del Carare ya no aguanta más. Empresarios, gremios e instituciones de Santander lanzaron un grito de S.O.S. al Gobierno Nacional, porque el deterioro vial es tan grave que amenaza con desplomar la economía regional, bloquear el abastecimiento y aislar comunidades enteras. Y lo peor: nadie parece hacer algo serio para resolverlo.

Estado de emergencia

Según la carta enviada al presidente Gustavo Petro y al gabinete nacional por la Alianza por Santander, los corredores viales más críticos del departamento están en colapso. Se citan ejemplos dramáticos:

  • En el sector La Charca, Oiba, la vía sufrió un hundimiento total de banca que obligó a cerrarla por completo.
  • En la vereda Zarandas, Vélez, un deslizamiento afectó unas 150 hectáreas y destruyó la calzada de la Transversal del Carare.
  • Bloqueos intermitentes por comunidades afectadas aumentan la tensión, el riesgo vial y el aislamiento, perjudicando el flujo habitual de personas y mercancías.

Pero no se trata de hechos aislados: los firmantes alertaron que esto es producto de un deterioro acumulado, negligido por los entes responsables. Mientras tanto, Santander, que es la cuarta economía del país, se encuentra paupérrimamente ubicada en el puesto 23 del Índice de Competitividad Regional en el capítulo de infraestructura vial.

Economía comprometida, competitividad en retroceso

Los gremios estiman que el cierre de esos corredores está generando un sobrecosto logístico de más de $75.000 millones diarios. Transporte de carga encarecido, rutas alternativas peligrosas, mayor consumo de combustible, menor velocidad operativa: todo se une para estrangular la competitividad de Santander.

El agro es uno de los más golpeados: la región aporta alrededor del 6,9 % del valor agregado nacional del sector, con una fuerte concentración en avícolas —que abastecen el 40 % del pollo y huevo del centro del país—. Un cierre prolongado de vías puede provocar desabastecimiento, aumento de precios y una crisis en la canasta familiar que impactará incluso en Bogotá, Boyacá y el sur de Santander.

Demanda urgente al Gobierno Nacional

La Alianza por Santander exige decisiones inmediatas:

  • Priorización de estos corredores viales en el presupuesto nacional.
  • Intervención estructural integral de los tramos críticos.
  • Transparencia en los plazos y la financiación de las obras.
  • Uso del recaudo de peajes, vigencias futuras y contabilidad clara.
  • Respuesta al convenio “Ruta de los Comuneros” firmado en diciembre de 2024 que hablaba de variantes, terceros carriles y mantenimiento.

¿Qué pasa con el Gobierno?

Mientras esto sucede, el Gobierno Nacional excluyó a Santander del último CONPES que destinó $15 billones para vías. Una decisión que muchos consideran inexplicable para una región tan estratégica. Gremios, empresarios y localidades reclaman: “No podemos quedarnos sin conectar con el país”.

La respuesta oficial hasta ahora ha sido tibia. Un llamado, una carta, muchas fotos. Pero los hechos siguen igual: vías colapsadas, transporte encarece, comunidades aisladas, y un departamento que observa con impotencia cómo pierde terreno mientras su máximo activo —la conectividad— se desmorona por negligencia.

Santander no pide favores. Exige gobernabilidad, responsabilidad y resultados. Si el poder central no actúa con urgencia, lo que hoy es amenaza puede convertirse en 

catástrofe estructural. Y cuando eso ocurra, nadie tendrá excusas: ahora sí nos jodimos, porque la infraestructura que sostiene la vida productiva está quebrada y los responsables siguen jugando con sonrisas y discursos.