Acribillada en la calle: el sicariato manda y los alcaldes no responden
La muerte de Juliana no es solo una tragedia individual. Es un reflejo de un sistema que ha fracasado en garantizar lo más básico: el derecho a la vida. Mientras los alcaldes posan juntos en cumbres nacionales, en sus propios barrios la gente cae asesinada.

Silvia Juliana de la Rosa Cuéllar fue asesinada en pleno día, en una zona urbana de Girón, mientras intentaba abordar un vehículo solicitado por plataforma. El ataque fue certero, brutal, y ocurrió a pocas cuadras de donde vive la gente que, como ella, sigue esperando que la seguridad deje de ser una promesa de campaña. Pero esta vez, el horror no terminó ahí: hubo persecución, disparos, fuga, y silencio institucional.
Eran las 3:00 p.m. del martes 29 de julio cuando los habitantes del barrio Balcones de Girón escucharon varios disparos. Al salir, se encontraron con una escena espeluznante: en la calle 33 con carrera 35 yacía el cuerpo sin vida de una mujer. Era Silvia Juliana de la Rosa Cuéllar, de 28 años, quien había solicitado un servicio de transporte. Vestía pantalón y blusa negra, y fue atacada sin contemplación por sicarios que llegaron en un Kia Picanto gris.
La víctima —según las autoridades— era pareja sentimental de un hombre conocido como alias ‘El Holandés’, presunto integrante de la banda criminal ‘Los del Sur’, capturado recientemente. Se presume que iba a encontrarse con él cuando fue interceptada por los asesinos. Recibió tres disparos, uno de ellos en la cabeza.
La fuga, los tiros y la incapacidad de respuesta
Tras el asesinato, los sicarios emprendieron la huida. Pero esta vez, una patrulla de la Policía, que habría sido alertada por los disparos, logró darles alcance en el sector de la ‘Y’ de Betania, ya en jurisdicción de Bucaramanga. Allí se desató un nuevo intercambio de disparos. Se especula que uno de los delincuentes resultó herido, aunque esta información no ha sido confirmada oficialmente.
Los atacantes habrían huido hacia el barrio Café Madrid, donde se presume uno de ellos se ocultó, burlando la persecución policial. Mientras tanto, el conductor del vehículo en el que iba a subirse Juliana fue conducido por las autoridades para rendir declaración.
A pesar del operativo y del intercambio de disparos, no se reportaron capturas hasta el momento. El sicariato volvió a imponerse. La Policía respondió tarde, mal, y sin resultados.
Una ciudad de homicidios y ruedas de prensa
En Bucaramanga, Girón, Floridablanca y Piedecuesta la criminalidad ha escalado de forma acelerada. El área metropolitana ha sido escenario de múltiples homicidios en las últimas semanas. En Piedecuesta asesinaron a sangre fría a un comerciante; en Floridablanca apareció sin vida una joven víctima de feminicidio. Mientras tanto, los alcaldes se concentran en ruedas de prensa, reuniones públicas y campañas mediáticas… pero los resultados reales son casi nulos.
El alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán, ha anunciado la próxima realización de un consejo de seguridad metropolitano. Otra reunión más. Otro acto para la galería mientras los criminales siguen ejecutando a sus víctimas en plena vía pública.
¿Hasta cuándo vamos a seguir normalizando la violencia? ¿Hasta cuándo las mujeres —como Silvia Juliana— tendrán que morir para que la institucionalidad se conmueva?