75 años de La Cumbre: un barrio con historia… y sin vías dignas

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La Cumbre celebra 75 años con orgullo comunitario, pero también con la indignación de haber sido ignorada por las autoridades locales. Un barrio que le ha dado tanto a Floridablanca, hoy exige lo mínimo: que lo vean, lo escuchen y lo respeten con obras reales.

75 años de La Cumbre: un barrio con historia… y sin vías dignas
Santuario de la virgen de Guadalupe
El barrio La Cumbre, uno de los sectores más emblemáticos de Floridablanca, celebra 75 años de existencia. Sin embargo, lejos de conmemorar con orgullo décadas de desarrollo, sus habitantes denuncian el abandono estatal, el caos vial y la ausencia de soluciones reales en infraestructura.

La Cumbre cumple 75 años de historia escrita con esfuerzo, dignidad y trabajo comunitario. Lo que inició como un asentamiento progresivo sobre las montañas del área metropolitana, hoy se ha convertido en un núcleo urbano con identidad propia, comerciantes pujantes, cultura barrial y cientos de familias que aportan diariamente al desarrollo de Floridablanca.

Pero mientras los años pasan y la población crece, la deuda del Estado también se acumula.

Calles colapsadas, vías sin sentido, obras inconclusas. Esa es la postal diaria para los miles de habitantes que transitan por La Cumbre, enfrentando trancones eternos, buses atravesados, motociclistas sin espacio y peatones en riesgo constante.

“Han hecho muchas inauguraciones, pero pocas soluciones. Aquí no se trata de cortar cintas, sino de ordenar el territorio con seriedad”, dice una lideresa barrial que ha enviado más de 20 derechos de petición sin respuesta.

La movilidad en La Cumbre no aguanta más. No existe un diseño vial coherente. Las calles principales se han convertido en vías de guerra, y lo peor, no hay señalización, pasos peatonales seguros ni una política de tránsito adaptada a la realidad del barrio.

El abandono no es solo vial. El espacio público es escaso, las zonas verdes están deterioradas, y la seguridad es un lujo que se esfuma con la falta de presencia institucional.

Mientras tanto, la Alcaldía de Floridablanca guarda silencio o responde con promesas recicladas. La comunidad no necesita más palabras; necesita planificación urbana, inversión real y voluntad política.

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